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Opinión

La ofensiva contra la libertad de expresión

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Tiempo de lectura: 4 min

RESUMEN

La libertad de expresión está bajo ataque en Occidente. Canadá, Australia, Brasil, Escocia, Reino Unido, etc. Debemos comprender cuál es el camino al que lleva perder ese derecho y no permitir que el fin justifique cualquier medio.

Publicado originalmente en Delfino.cr

Recientemente parece que cada semana aparece un nuevo ataque a la libertad de expresión. Ya no sólo de los típicos gobiernos autoritarios como Venezuela, China, Irán, Arabia Saudita, y demás. En estos años, se suman cada vez más gobiernos con valores occidentales al ataque.

Por ejemplo, Canadá ha comenzado a ejercer un control más estricto sobre lo que considera contenido no adecuado en medios digitales, a través de leyes como el “Bill C-10” o el “Bill-36” y sus permutaciones. Además, ha utilizado herramientas como el congelamiento de cuentas bancarias de manifestantes para dispersar protestas.

Australia también ha intentado imponer la censura de contenido digital, pero a nivel global. Mientras que en Brasil, tanto bajo el gobierno de Jair Bolsonaro como el de Lula da Silva, se ha intensificado la censura de contenido que las autoridades consideran inapropiado.

Por otro lado, en Escocia, la ley “Hate Crime and Public Order” provocó una gran controversia en redes sociales hace unos meses, especialmente debido a su conexión con el debate en torno a J.K. Rowling, la autora de Harry Potter.

Pero el principal caso que deseo recopilar aquí es el del Reino Unido y su reciente declive con la libertad de expresión.

El Reino Unido protege el derecho de expresión mientras que no haya una ley en particular que lo prohíba. Es decir, al añadir leyes o crear precedentes judiciales, pueden limitar cada vez más la libertad de expresión. En resumen, no existe un derecho constitucional que lo respalde.

Bajo la premisa de que el fin justifica los medios, con el “Online Safety Act” el Reino Unido quiere llevar a que las plataformas digitales como Facebook, Signal, X y otros, violenten la privacidad y seguridad de los datos de sus usuarios con el fin de observar todo lo que hacen y así forzarlas a cumplir con sus requisitos de censura en línea (si es que estas empresas no se van antes del país).

Hay que ser claros, buscan que se auditen y censuren no solo las publicaciones, sino también los mensajes privados encriptados.

Estos incentivos a la censura van a llevar a que las plataformas digitales sean extremadamente cautelosas sobre qué se permite comunicar a través de ellas. Debemos entender que en lo que respecta a este tipo de contenido, hay muchas líneas grises y ambigüedad. Junto con la libertad de expresión, el Reino Unido eliminaría cualquier derecho a la privacidad que tienen hoy en día las personas.

Coincidentemente, en medio de los disturbios de las semanas pasadas, el gobierno del Reino Unido empieza a tratar de posicionar a las redes sociales como las culpables de los constantes conflictos en su sociedad.

En esta misma línea, el Reino Unido con su “Defending Democracy Policing Protocol” (Protocolo de Vigilancia Policial para la Defensa de la Democracia) está buscando reprimir manifestantes y su derecho de expresión, catalogándolos como extremistas, bajo sus propios criterios. Así es como se callan voces disidentes.

Del lado de la Unión Europea, algunas de sus figuras prominentes como Thierry Brenton, comisario del Mercado Interior, “amenaza” a Elon Musk previo a su conversación en línea con el ex-presidente Donald Trump. Le “recuerda” apegarse a las regulaciones de la Unión Europea y evitar que durante su conversación con el ex-presidente Americano se dé una amplificación de contenido que ellos podrían considerar “dañina”. Según él, esta advertencia está conectada a los recientes conflictos en el Reino Unido.

El patrón es claro, tanto Canadá, como el Reino Unido y la Unión Europea utilizan la excusa de la “protección en línea” para atribuirse la potestad de decidir qué se puede decir o no en línea. Ellos, específicamente, son los árbitros de qué constituye lenguaje de odio.

De censurar un comentario que incite a la violencia, a censurar un comentario que critique una decisión política, solo hay una interpretación burocrática de distancia

No sólo se trata de los obvios problemas que implican las ambigüedades en el ámbito de la expresión. Sino, que a esto se le suma el problema de darle poder extra a gobiernos que hoy opinan algo y mañana otra cosa. 

“… la libertad de la pluma es la única salvaguarda de los derechos del pueblo.”– Immanuel Kant

Esta visión de justificar cualquier atropello a los derechos de las personas bajo lindas promesas y supuestos objetivos nobles puede llevar a la ciudadanía a una esquina de control gubernamental de la cual no será sencillo salir.

Al evitar caer en la ilegalidad y sus consecuencias, tanto las plataformas digitales como las personas van a llegar a autocensurarse, dando paso libre a las posiciones “oficiales” de los gobiernos, se esté a favor o no de ellas. Sean coherentes y sensatas o no. ¿No hemos aprendido nada de la historia?

Quienes creemos en los valores de la ilustración no debemos dejar de observar estas señales y situaciones con ojo crítico, y hasta donde podamos, mantener la discusión abierta en miras de reflexión en nuestro pequeño y verde país.

Un país como Costa Rica tiende a adoptar las tendencias internacionales y por esto, en lugar de adoptar la visión moderna de que “el fin justifica los medios” debemos comprender que la censura sólo lleva a socavar derechos y a potenciar las malas ideas.

Como país debemos tomar un camino distinto, y entender que a los discursos de odio se les combate con más expresión, no con censura. Debemos seguir una ruta bien pensada y no una superficial bajo supuestos fines nobles. El fin no debe justificar los medios cuando se trata de la libertad de expresión.

Aquellos que renunciarían a la libertad esencial, para comprar un poco de seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad” – Benjamin Franklin


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

Fundador de Primera Línea. Ingeniero empírico, emprendedor e inversor ángel. Actualmente labora como Director de Ingeniería de una de las compañías de datos financieros de mayor crecimiento en el mundo.

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Opinión

Un llamado a la calma

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Tiempo de lectura: 4 min

RESUMEN

El reciente hackeo al sistema de correo de la Universidad de Costa Rica expone una creciente vulnerabilidad en la ciberseguridad de instituciones públicas, donde se han enviado amenazas de bomba y mensajes que incitan a la violencia. Este evento pone de manifiesto un clima de odio y polarización en el país, exacerbado por discursos públicos y tensiones políticas. La reflexión sobre el futuro de Costa Rica resalta la urgencia de frenar estos llamados al conflicto y reconstruir un ambiente de respeto y civilidad para recuperar


Otro hackeo en un sistema de correo electrónico de una entidad pública. Esta vez, el blanco fue la Universidad de Costa Rica (UCR). Mi hijo me contó que enviaron una amenaza de bomba —tres, para ser exactos— a todos los estudiantes de la universidad. El correo, titulado “Este correo ha sido intervenido”, lanzaba amenazas contra los rectores y estudiantes que defienden el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES).

Como especialista en seguridad de sistemas de correos electrónicos, lo primero que pensé fue en analizar la vulnerabilidad del sistema. El hecho de que el correo se haya enviado desde una cuenta oficial indica que alguien accedió a ella, lo cual plantea muchas preguntas: ¿Fue el administrador del sistema? ¿El propietario de la cuenta? ¿Hackearon el sistema de correo? ¿Se dejó desatendida una computadora desde la que se enviaron esos correos?

Este es un caso perfecto para debatir sobre ciberseguridad y la importancia de proteger la información en las instituciones públicas. Aunque hoy no hablaré de ese tema, lo dejaré para otra ocasión.

Este incidente presenta un aspecto mucho más peligroso: el clima de odio y violencia que cada vez es más frecuente en nuestro país.

La política costarricense se ha llenado de odio, resentimiento y amenazas. Sí, estoy de acuerdo en que urge un cambio en los privilegios y en la gestión del FEES. Sin embargo, las amenazas y la violencia jamás deben ser la solución a esa problemática. Durante años, hemos permitido que las universidades públicas actúen con una autonomía que, a todas luces, hoy se debe reevaluar. Pero ¿realmente queremos que esta causa termine en violencia? ¿Queremos ver a costarricenses desplazados solo porque no piensan igual que el Gobierno?

Me preocupa enormemente el discurso de odio que hemos tolerado durante años. Este mismo discurso ha encendido una chispa que, si no apagamos pronto, será muy difícil de extinguir. La lucha de los poderes del Estado comienza a reflejarse en las calles, y los llamados de los gobernantes se replican entre el pueblo, que al final será víctima de sus propias acciones.

No podemos permitir que esto continúe. Amenazar con bombas o incitar a las armas solo por pertenecer a una universidad o sostener una causa ideológica debería preocuparnos a todos. ¿Cómo podemos detener este impulso? ¿Será ya tarde o aún estamos a tiempo de recuperar la Costa Rica de paz que tanto nos ha llenado de orgullo?

Creo que aún estamos a tiempo, pero solo si dejamos de lado la violencia que nos rodea. Debemos trabajar juntos para encontrar soluciones en conjunto, debatir de manera civilizada y, sobre todo, respetarnos los unos a los otros. La violencia no nos llevará al país que soñamos para nuestros hijos.

Ellos merecen un país como en el que crecimos, donde puedan caminar por las calles a cualquier hora, salir con amigos y sentirse seguros, y expresar sus puntos de vista sin miedo a represalias. Necesitamos recuperar esos espacios de diálogo en los cuales debatir diferentes puntos de vista sea una oportunidad para crecer todos, como país. Seguiré luchando para que todos puedan expresar sus pensamientos, aunque no comparta sus ideas. 

Defenderé siempre el derecho a opinar sin temor a ser amenazado, porque ahí reside nuestra fuerza: en el respeto y en nuestra capacidad para construir.

Reitero que es crucial dejar de lado los insultos y la polarización y abrir más espacios de diálogo y discusión ciudadana. Invitemos a las personas a participar, a involucrarse en comités regionales, cantonales y provinciales, ya sean de índole social o política, para que sus voces sean escuchadas y formen parte de las soluciones.

También necesitamos crear espacios de meditación y relajación donde las personas puedan aprender a gestionar sus emociones en lugar de caer en la violencia. Además, necesitamos más parques y centros recreativos o deportivos donde la comunidad pueda interactuar de manera positiva, fortaleciendo el tejido social y creando un ambiente de respeto y colaboración.

La construcción de un país pacífico, justo y próspero solo es posible cuando todos participamos activamente, desde el respeto y la empatía

Juntos podemos recuperar esa Costa Rica que nos llenó de orgullo durante generaciones, pero solo si actuamos con inteligencia, civismo y unión. El futuro de Costa Rica depende de nuestras acciones hoy. Debemos detener la violencia, abandonar el odio y construir juntos el país que tanto anhelamos. La respuesta está en nuestras manos y es una responsabilidad que no podemos ignorar.


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

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Opinión

Libertad y responsabilidad en carretera

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Tiempo de lectura: 6 min

RESUMEN

Defender las ideas de la libertad implica asumir la responsabilidad que conlleva ser libres. Eso aplica para la conducción en carretera y, de la misma forma, sirve para explicar por qué estamos ante un aumento en el costo del marchamo.


“Con gran poder, viene una gran responsabilidad”, es una expresión que forma parte de uno de los diálogos más icónicos de las películas del Hombre Araña.  Si llevamos esta frase a un contexto más amplio, en un mundo donde el liberalismo sea la guía, podríamos decir:  “con nuestra libertad individual viene gran responsabilidad.” 

Este parece ser el estigma que acompaña a la libertad: no es fácil tenerla porque hay que protegerla, defenderla y, sobre todo, usarla con responsabilidad, respetando también las libertades de los demás. 

Se plantea aquí una realidad fundamental que debemos reconocer: la libertad, en cualquier ámbito, conlleva compromisos y obligaciones.

Ser libre no significa actuar sin consecuencias; más bien, implica un constante equilibrio entre el ejercicio de derechos individuales y la consideración hacia el colectivo. Este concepto se aplica a todos los ámbitos de la vida, y uno de los ejemplos más claros en nuestra cotidianidad, es el debate en torno al marchamo vehicular.

El Debate sobre el Marchamo

Antes de que comiencen las críticas sobre que este año los vehículos pagarán más por el marchamo, y me pregunten por qué, siendo uno de los impulsores de la rebaja del impuesto a la propiedad vehicular, es necesario aclarar algunas cosas. Es momento de hablar utilizando la razón, los hechos y las estadísticas, que son la base para una política pública efectiva y coherente.

Para quienes no están familiarizados con el término, el famoso “marchamo” se compone principalmente de tres elementos: un impuesto primario a la propiedad de los vehículos, varias cargas parafiscales (otros impuestos menores) y el cobro del seguro obligatorio automotor (SOA). 

En mi tiempo en la Asamblea Legislativa, impulsé un proyecto de ley que modificó específicamente el cálculo del impuesto a la propiedad vehicular como componente principal del marchamo. Este fue el cambio que, en su momento, se aprobó. Sin embargo, es fundamental entender que el resto de los componentes del marchamo, como las cargas parafiscales y el seguro obligatorio automotor, permanecieron inalterados bajo otras normativas.

Este es uno de los motivos por los cuales muchos conductores, en particular los motociclistas, no han visto una reducción significativa en el costo del marchamo. Aunque logramos ajustar el impuesto a la propiedad y su fórmula, el componente que pesa más para muchos de ellos es el seguro obligatorio automotor, el cual está directamente vinculado a la siniestralidad en las vías.

La Siniestralidad y el Seguro Obligatorio

Como sucede con cualquier seguro, las primas se calculan en función del riesgo. Si un colectivo genera una mayor cantidad de siniestros, el costo de asegurar a ese grupo se incrementa. En este caso, los motociclistas, como colectivo, han visto cómo las tarifas del SOA aumentan, debido al elevado número de accidentes en los que están involucrados. Esto no es una especulación, sino un hecho respaldado por las estadísticas.

Después de años de ser conductor en las calles y carreteras del país, puedo afirmar con seguridad que existe un desafío considerable en la manera en que se conduce, particularmente en el caso de los motociclistas. Con todo respeto para aquellos que sí manejan con responsabilidad, es evidente que muchos no lo hacen. Es común observar motociclistas que invaden carriles, rayan por la derecha, circulan a altas velocidades, utilizan el arcén de las carreteras y, en general, no respetan las normas básicas de tránsito. Estas conductas incrementan su riesgo y, como resultado dada la cantidad de accidentes asociados, elevan el costo del seguro para todo el colectivo.

Este no es un problema que el Instituto Nacional de Seguros (INS) esté inventando para justificar el aumento de tarifas. Basta ser un conductor habitual para darse cuenta de la cantidad de motociclistas involucrados en los accidentes que ocurren diariamente en nuestras vías. Así, la prima del SOA no es una cifra fortuita, sino una consecuencia directa de un problema de responsabilidad en el uso de la libertad que tienen los motociclistas para circular por nuestras carreteras.

Propuestas para Reducir la Siniestralidad

La pregunta que surge naturalmente es: ¿cómo abordamos este problema? No podemos continuar por este camino, donde los accidentes siguen ocurriendo a un ritmo alarmante y los costos de los seguros se disparan, afectando a quienes sí manejan con responsabilidad. Aquí propongo algunas medidas concretas que podrían implementarse para reducir la siniestralidad y, en consecuencia, disminuir el costo del SOA para los motociclistas.

  • Campañas de Educación Vial Específicas para Motociclistas: El primer paso es educar. Necesitamos campañas de concienciación que se enfoquen en el respeto a las normas de tránsito y la importancia de la conducción segura. Estas campañas deben estar orientadas específicamente a los motociclistas y deben ser amplias, utilizando medios de comunicación masiva, redes sociales, y eventos comunitarios. Aquí hago un llamado a las compañías de economía colaborativa quienes tienen una gran cantidad de socios repartidores. El que no haya accidentes es algo que beneficia a estas empresas, a sus socios y al consumidor en general. No solo hay que premiar la eficiencia en el envío, sino también podrían incluir alguna métrica que reconozca la conducción responsable.
  • Incentivos para la Conducción Responsable: El INS podría explorar la creación de un sistema de incentivos para aquellos motociclistas que tengan un historial de conducción sin accidentes. Este tipo de mecanismos ya se utilizan en otros países y podrían ser una manera efectiva de recompensar a los conductores responsables, disminuyendo sus costos de seguro.
  • Mayor Fiscalización en Zonas de Alto Riesgo: Las autoridades de tránsito deben intensificar la fiscalización en las zonas donde se registran más accidentes, no solo mediante multas, sino también con la implementación de cámaras de vigilancia que registren infracciones como el adelantamiento indebido, la circulación por el arcén y el exceso de velocidad. Estas medidas ayudarían a disuadir comportamientos peligrosos y reducir la cantidad de accidentes. Sobre esto, debería revivirse bajo la óptica de la seguridad, el proyecto de fotomultas que en un balbuceo incoherente fue enterrado por la Sala Constitucional.
  • Cursos Obligatorios de Manejo Defensivo: Implementar cursos de manejo defensivo obligatorios para todos los motociclistas sería una medida preventiva crucial. Estos cursos podrían formar parte del proceso de renovación de licencias y estarían orientados a enseñar técnicas de conducción segura, así como a recalcar la importancia de respetar las reglas de tránsito.
  • Mejoras en la Infraestructura Vial: Aunque las conductas individuales son parte del problema, también debemos reconocer que la infraestructura vial en muchas zonas del país no está diseñada para soportar el creciente número de motocicletas en nuestras calles. Es necesario invertir en mejoras viales, como la creación de carriles exclusivos para motocicletas en las carreteras más transitadas.
  • Tecnología y Monitoreo del Tránsito: Aprovechar la tecnología es esencial. El uso de aplicaciones que monitorean el comportamiento de los motociclistas, brindando reportes en tiempo real sobre su conducción, podría ser una herramienta valiosa. Estas apps podrían estar conectadas con el INS y ofrecer descuentos en el SOA para quienes mantengan una conducción segura durante períodos prolongados.

Conclusión

El debate sobre el marchamo y el costo del seguro obligatorio para los motociclistas es, en última instancia, un reflejo de un problema más amplio: el uso responsable de la libertad. Si queremos ver una disminución en los costos del SOA, debemos atacar la raíz del problema, que es la alta siniestralidad asociada con los motociclistas.

Conducir es un derecho, pero también una responsabilidad que no todos ejercen de la manera correcta.  

No quiero dejar de mencionarnos a nosotros, los conductores de vehículos particulares, sobre todo aquellos que circulan por la vía uno o la veintisiete: señores, no es necesario manejar respirándole en la nuca al conductor de adelante. Eso solo produce accidentes sin sentido que elevan también el costo del SOA para los vehículos particulares.La implementación de las propuestas aquí planteadas no solo ayudaría a reducir el número de accidentes, sino que también tendría un impacto positivo en la economía de los conductores responsables, quienes verían una disminución en sus primas de seguro. La libertad de conducir debe ir acompañada de un profundo respeto por la seguridad propia y la de los demás. Solo así lograremos un sistema de transporte más seguro, eficiente y justo para todos.


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El futuro nos alcanzó: Costa Rica en la era del nexo tecnológico

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El avance tecnológico está cambiando las reglas del juego a nivel mundial y Costa Rica no está exenta de enfrentar estos desafíos. En un entorno donde la inteligencia artificial y la biotecnología prometen transformar el trabajo, la economía y la ética, el país debe decidir si aprovechar estas oportunidades para mantener su estabilidad social y sus valores, o correr el riesgo de quedarse rezagado. Adaptarse no es una opción, es una necesidad para proteger lo que somos y lo que queremos ser en un futuro donde el poder ya no se mide en territorio, sino en datos y control de la información.



Prometo no convertir ALA LIBERAL en un espacio para comentar los libros que estoy leyendo, pero Yuval Noah Harari es uno de mis autores favoritos. Sus obras son bien argumentadas, sugestivas y orientadas a producir discusión. En mi caso, Sapiens, Homo Deus, 21 Lecciones para el Siglo 21 y, en esta ocasión, el libro que inspira estas líneas: NEXUS, han cumplido ese propósito.

En una discusión profunda sobre el futuro, Harari presenta un mundo en el que la humanidad se encuentra en una encrucijada. No se trata solo de la continuación de los avances tecnológicos de las últimas décadas; es un cambio radical que cuestiona la esencia misma de lo que significa ser humano. Nada más, ni nada menos.

Sus argumentos, basados en la historia y la filosofía, arrojan luz sobre una realidad donde la inteligencia artificial, la biotecnología y la ciencia de datos podrían redefinir la sociedad tal como la conocemos. Aunque esto podría sonar evidente, me parece que la mayoría del mundo civilizado aún no ha comprendido la profundidad del cambio que estamos viviendo. Decir que “se avecina” es negar lo que ya está ocurriendo. La pregunta es: ¿qué implica esto para un país como Costa Rica?

Costa Rica en la Encrucijada Tecnológica

Como nación retratada por su énfasis en la paz, la sostenibilidad y los derechos humanos, Costa Rica debe participar activamente en esta conversación para asegurarse de que estos principios no se queden atrás en la carrera por la supremacía tecnológica.

La tesis central del libro gira en torno a la idea de un “Nexo Tecnológico”: un punto donde la historia, la tecnología y la ética se cruzan de formas impredecibles. Costa Rica, un país con un desarrollo basado en un contrato social sólido, compromiso con el medio ambiente y los derechos humanos, ahora debe reflexionar sobre su lugar en este nuevo nexo.

Es fácil ver la tecnología como una simple herramienta: una forma de aumentar la productividad, generar empleos o incluso impulsar los esfuerzos de sostenibilidad. Sin embargo, Harari sostiene que es mucho más que eso. 

La tecnología es una fuerza que redefine las normas sociales, reconfigura nuestras identidades y altera el poder dentro de las sociedades. 

Pensemos en el papel que los macrodatos jugaron en las elecciones de EE. UU. en 2016 o en cómo los algoritmos impulsados por IA influyen en lo que vemos y creemos en las plataformas de redes sociales.

Desafíos para Costa Rica en la Era Digital

Para Costa Rica, las implicaciones son claras. Como pequeña nación con una tradición de participación democrática, debemos mantenernos vigilantes para asegurarnos de que nuestras estructuras políticas y sociales no se vean erosionadas por la mano invisible de la tecnología. ¿Significa esto tener miedo y caer en un ánimo negacionista? Jamás. Lo que significa es que debemos educarnos y seguir la ruta de la alfabetización digital. Solo así podremos potenciar a nuestro país y todas sus fortalezas en un mundo cambiante.

Desde la abolición del ejército en 1948 hasta el liderazgo en energía renovable, Costa Rica ha adoptado posiciones visionarias. Pero, en el ámbito de la biotecnología, Harari anticipa un futuro con “superhumanos” mejorados física y cognitivamente. Aunque parezca ciencia ficción, los avances recientes indican que estamos más cerca de esta realidad de lo que pensamos.

Costa Rica, como nación que valora la igualdad e inclusividad, enfrenta un dilema ético: ¿deberíamos aceptar estos avances si pueden curar enfermedades y prolongar la vida, o resistirnos sabiendo que estas tecnologías podrían aumentar las desigualdades?

Personalmente, prefiero la primera opción, pero me preocupa que el acceso limitado profundice las divisiones en nuestra sociedad, especialmente considerando nuestro debilitado sistema de seguridad social. Un sistema que muchos dicen defender, cuando en realidad buscan perpetuar un modelo que protege a sectores sindicales y mandos medios. Después se sorprenden por el alto porcentaje de informalidad en el país…bueno, no me desvío.

Preparando a Costa Rica para el Futuro

Hemos dependido de nuestra fuerza laboral bien capacitada para atraer inversiones, particularmente en tecnología, pero las predicciones de Harari sugieren que incluso el trabajo altamente calificado podría ser superado por máquinas que aprenden y se adaptan más rápido. Esto no se trata solo de la pérdida de empleos, es una pérdida de identidad.

¿Qué hace una sociedad construida alrededor del conocimiento y la innovación cuando su principal activo, el talento humano, deja de ser necesario? Debemos pensar en esto ahora. En el contexto reciente de la discusión del FEES, más que nunca, debemos decidir si destinamos recursos a programas de recalificación o a nuevas industrias que complementen, en lugar de competir con la IA.

Las decisiones políticas determinarán si Costa Rica emerge como una sociedad resiliente y adaptativa o cae en la trampa del desempleo masivo y la agitación social.

Datos: La Nueva Religión del Siglo XXI

Una de las observaciones más impactantes de Harari es que los datos se han convertido en la “nueva religión” del siglo XXI. Como un país conocido por su sólida democracia y fuertes libertades civiles, Costa Rica debe preguntarse: ¿Cómo aseguramos que el uso de los datos sea transparente y responsable?

En este nuevo orden mundial, el poder no pertenece a quienes poseen tierras o capital, sino a quienes controlan el flujo de la información

En la Asamblea Legislativa hay un buen proyecto de ley para la protección de los datos personales, pero la visión estatista y anquilosada que romantiza una Segunda República agotada no deja avanzar estas iniciativas con la celeridad necesaria.

Si queremos prosperar en esta era, debemos aprobar un marco regulatorio que proteja la privacidad de los ciudadanos sin frenar la innovación. Esto es particularmente relevante a medida que desarrollamos nuestra propia economía digital. Un error aquí podría conducir a una sociedad en la que unas pocas grandes corporaciones o gobiernos extranjeros tengan un poder desmedido sobre nuestras vidas diarias.

El mensaje global de Harari es claro: los desafíos que plantean estas nuevas tecnologías no pueden ser resueltos por países individuales que actúan de manera aislada. Aunque la presencia de Costa Rica en el escenario global puede parecer pequeña, nuestra historia de liderazgo en áreas como la política ambiental y los derechos humanos nos otorgan una voz única en el contexto internacional.

Sin embargo, la cooperación global comienza con la acción local. Debemos fomentar debates públicos SERIOS (sí, lo escribí en mayúscula a propósito, especialmente al recordar un proyecto de ley presentado en este cuatrienio para regular la IA hecho con CHAT GPT). Es fundamental que discutamos cómo estas tecnologías nos afectarán e involucremos a todos los sectores de la sociedad—academia, gobierno, empresas privadas y organizaciones civiles—en la formulación de políticas. 

No podemos, ni debemos, ser meros espectadores en un juego donde las reglas se están escribiendo en otros lugares.

Las ideas de Harari no son solo advertencias para un futuro lejano, sino un llamado a la acción hoy mismo. Costa Rica debe decidir si será un consumidor pasivo de tecnología o un protagonista activo de su propio destino. Las decisiones sobre IA, biotecnología y datos determinarán nuestro futuro y el significado de ser humano. En un mundo donde el control sobre nuestro destino es incierto, Costa Rica debe abogar por un progreso tecnológico ético y respetuoso con la dignidad humana. No es solo una responsabilidad nacional, sino un imperativo moral.

Aceptemos el desafío y forjemos un futuro donde los valores costarricenses sean un ejemplo para el mundo.


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

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