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Ambiente

Comentarios sobre la Ley Marco para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico

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Tiempo de lectura: 4 min

El país ha dejado de lado las grandes reformas estructurales que requiere por pequeños cambios a la normativa que avanzan lentamente, mientras los verdaderos retos siguen pendientes de atender. Tal es el caso del expediente 23511 que se tramita en la Asamblea Legislativa, denominado Ley Marco para la Gestión Integrada del Recurso Hídrico. Si bien es cierto el documento se anuncia como un cambio necesario para actualizar la normativa de la Ley de Aguas N.° 276 de 1942, y además incluye elementos positivos como la delimitación precisa de las zonas de protección de nacientes y algunas intenciones de ordenamiento territorial basadas en el recurso hídrico, la propuesta carece de mecanismos actualizados para atender la mayoría de los retos que conlleva la gestión del recurso hídrico en la actualidad.

Quizá una de las carencias más relevantes que tiene el texto es referente a la gobernanza en la gestión del recurso hídrico. Actualmente, instituciones como la Dirección de Aguas, el Ministerio de Salud, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados, las municipalidades, SENARA y otras dependencias del Ministerio de Ambiente y Energía, tienen funciones que se entrelazan y que no permiten determinar con claridad los procesos que deben atender. Esto lleva a una tramitología innecesaria para el ciudadano, diferencias entre las instituciones por criterios distintos ante un mismo caso o necesidad y costos mayores para los servicios públicos que brinda el Estado.

La ley pretende dar más potestades a la Dirección de Aguas, aunque no clarifica los recursos necesarios para llevar a cabo dicho fortalecimiento. Adicionalmente, se promueve que el planeamiento territorial tome como insumo los recursos hídricos disponibles, aunque no menciona las reformas necesarias en la normativa urbana y municipal que serían indispensables para poder llevar esto a la práctica. La falta de gobernanza también se ve reflejada en que se mantiene una separación en la gestión de las aguas residuales y pluviales, lo cual en la actualidad es un problema debido a que se generan muchas conexiones ilegales entre los sistemas, produciendo colapsos en ambos.

La creación de una normativa debe agregar herramientas para la toma de decisiones y la mejora en los servicios públicos que ofrecen las instituciones, incluyendo la tecnología como un eje transversal para garantizar agilidad y eficiencia. No obstante, este documento no la incluye y deja de lado la necesidad de disponer de datos en tiempo real para la medición de cada uno de los procesos del ciclo hidrológico; como el comportamiento de los acuíferos, las captaciones, el agua residual, la calidad de los vertidos en los cuerpos de agua, etcétera. Tampoco se incluyen disposiciones para interconectar datos entre la Dirección de Aguas y los operadores, lo cual dificulta la actualización de información entre instituciones y la reducción de la calidad de los servicios que brindan a los ciudadanos. Incluso, se propone la obligatoriedad de generar un balance hídrico nacional cada 5 años, lo cual es inaceptable para un país que tiene serios retos en temas de disponibilidades de agua, aguas residuales, adaptación al cambio climático, entre otros.

Aunque el texto admite que la regulación por parte de la Dirección de Aguas ha sido ineficiente en aspectos como los pozos ilegales, no se incluyen técnicas modernas de regulación para poder dar un servicio más eficiente. La existencia de pozos ilegales se debe a que la Dirección de Aguas no responde con agilidad a los trámites de concesiones de fuentes y otros que demandan los ciudadanos. La tecnología debería permitir a los ciudadanos obtener información de las posibilidades de aprovechar una fuente y avanzar con el desarrollo de su proyecto. También debe incluir serias multas en caso de incumplir la normativa y un fortalecimiento en la capacidad de fiscalización del Estado para vigilar el cumplimiento de la ley.

Adicionalmente, se incluyen disposiciones para darle más atribuciones al Estado en detrimento de los ciudadanos. Un ejemplo de esto es la imposibilidad de que dos vecinos se pongan de acuerdo para encausar un cuerpo de agua que discurre por ambas propiedades, la eliminación del requerimiento para tramitar una concesión para las instituciones del Estado y la discrecionalidad que se le da a la Dirección de Aguas en el establecimiento de cánones ambientales y de aprovechamiento. Además, se incluyen exenciones para la importación de equipos para el ahorro en el consumo y otros usos, sin delimitar temporalmente dicha exención, lo cual agrega una distorsión más al mercado y al complejo sistema tributario del país. Por otra parte, se dispone que el Estado promocionará temas como el reúso, la recarga artificial de acuíferos y la desalinización, por mencionar algunos ejemplos, pero no se aclaran los recursos necesarios para generar esta labor.

Finalmente, aunque se hace mención del valor económico del agua, el tema prácticamente no se aborda desde la perspectiva legal. La idea establecida en el artículo 50 de la Constitución Política de que el derecho humano al agua deba garantizarse por parte del Estado, no implica que los precios relativos de los distintos usos del agua no deban conducir a asignaciones eficientes. En la actualidad, los precios relativos entre las distintas alternativas no se basan en las diferencias entre estándares de calidad. Por ejemplo, el tratamiento del agua para fines agrícolas no es igual al requerido para uso humano. En cuanto al abastecimiento ciudadano, se presenten dotaciones muy por encima de lo razonable en unos casos, mientras que en otros hay escasez, sin poder garantizar el acceso adecuado al líquido. El abordaje económico del agua es muy escaso, tanto por el lado de la demanda como de la oferta, donde existe un mercado con altas ineficiencias que deben ser superadas con precios relativos que generen un equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.

Ingeniero Civil Economista Master en Gerencia de Proyectos Master en Economia Ambiental y Cambio climático Experiencia en gestión de proyectos de infraestructura publica, enfocado en agua y saneamiento

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Ambiente

La minería responsable: clave para la transición energética y el desarrollo sostenible

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RESUMEN

Hoy, diversas entidades financieras mundiales subrayan la importancia de una minería responsable para lograr la transición energética y combatir así el cambio climático. Lo anterior no ha sucedido en el caso Crucitas. Por tanto, la tarea del país, antes de hablar de cómo aprovechar los recursos producto de la minería, es gestionar un verdadero control territorial en la zona en cuestión, realizar un diagnóstico ambiental y formular estándares de minería sostenibles para evitar más impactos negativos y promover beneficios económicos y sociales.

En el marco de la transición energética global y la lucha contra el cambio climático, el Banco Mundial ha destacado la importancia de una minería responsable con el clima. La transición de fuentes fósiles a energías renovables, como paneles solares, turbinas eólicas y baterías, requiere cantidades significativas de metales y minerales. Según estimaciones del Banco Mundial, para alcanzar las metas del Acuerdo de París, se necesitarán producir más minerales en los próximos 30 años que lo extraído en los últimos 100 años.

Aunque la minería no es una actividad sostenible por definición, debido a su naturaleza extractiva de recursos no renovables, es fundamental para el desarrollo sostenible.

Por esta razón, el Banco Mundial y otros organismos multilaterales han impulsado protocolos de minería responsable, enfocados en promover buenas prácticas para minimizar el impacto ambiental, especialmente en bosques tropicales.

En Costa Rica, el caso de Crucitas ejemplifica la complejidad de gestionar la minería en áreas ambientalmente sensibles. Si decidimos aventurarnos en ese camino, debemos cumplir los siguientes pasos:

  • Que las autoridades tomen control total y permanente de la zona, evitando la entrada de mineros ilegales. Este aspecto resulta crucial, pues sin este control, cualquier legislación o iniciativa será ineficaz.
  • Realizar un diagnóstico ambiental de la zona. La minería ilegal en Crucitas ha causado daños significativos a los acuíferos, suelos y bosques, sin controles ni mediciones adecuadas. La regularización y monitoreo de una mina legal habrían mitigado estos impactos. Es importante señalar que todos los daños al bosque, a los acuíferos y a la sociedad ya se han producido debido a la actividad ilegal, y no existen informes técnicos o mediciones precisas sobre el alcance real de esos impactos.
  • Permitir la actividad minera bajo nuevos estándares que aseguren una minería más amigable con los bosques y compatible con la lucha contra el cambio climático. Esta reactivación debe buscar el mayor retorno económico para el país y, al mismo tiempo, minimizar los daños ambientales.

No seguirlo, o hacerlo a medias, impediría que una empresa seria siquiera considere instalarse en Costa Rica, sin importar si se reforma la legislación existente para permitir nuevamente la minería a cielo abierto.

Impacto social de la minería legal

La minería legal no solo tiene implicaciones ambientales, sino también sociales y económicas. Cuando se regula adecuadamente, una mina puede generar empleo formal, reducir la pobreza y fomentar el desarrollo local. A su vez, incorpora prácticas de seguridad laboral y salud, protegiendo a los trabajadores de condiciones peligrosas. También favorece a la economía local a través de impuestos y otras contribuciones, que pueden utilizarse para financiar infraestructura y servicios públicos esenciales.

En cambio, el oro extraído ilegalmente solo se puede vender en el mercado negro, perpetuando un ciclo de criminalidad y problemas sociales, sin que el Estado y la comunidad reciban rédito alguno. 

La minería ilegal, al no estar sujeta a controles, fomenta actividades delictivas como el tráfico de personas, armas y drogas.

Cabe destacar que es imposible hacer aseveraciones precisas sobre cómo estaríamos con la instalación de la empresa Infinito Gold, ya que la actividad actual es ilegal y no existen mediciones, ni informes técnicos que permitan una comparación. Lo que sí es una realidad es que todos los temores sobre los impactos ambientales en Crucitas ya se han materializado debido a la minería ilegal.

Los opositores a la minería en Crucitas prometieron “alternativas sostenibles” como fábricas de queso y proyectos de turismo rural, pero hasta la fecha, no han elaborado ni siquiera un estudio que demuestre su viabilidad. De nada sirve ondear la bandera del desarrollo sostenible si olvidamos que dos de los tres componentes de la sostenibilidad son el bienestar social y el económico.

En resumen, podemos debatir los méritos de volver a permitir la minería a cielo abierto en Costa Rica, pero debemos hacerlo desde el entendimiento de que es una actividad esencial para el futuro de la humanidad. Podemos cegarnos ante esta realidad o podemos buscar maneras de involucrarnos en la cadena de valor global de manera responsable, incluyendo la investigación, el desarrollo tecnológico, el reciclaje y otras prácticas innovadoras

Restablecer el control territorial en Crucitas y detener la minería ilegal son pasos fundamentales para poder abordar seriamente la discusión. Ignorar esta realidad solo perpetuará los problemas sociales y ambientales asociados a la minería ilegal que ya padecemos y están provocando el caos en la zona.


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

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Ambiente

Nuestros desafíos ambientales

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RESUMEN

Costa Rica recibe un 55.5 de calificación en el Índice de Desempeño Ambiental 2024. Un llamado de atención a áreas otras que los bosques. Lenin Corrales del CATIE nos da luz de la situación ambiental actual.

Fuente: Lenin Corrales Cháves – Investigador del CATIE

Nuestros desafíos ambientales

El Índice de Desempeño Ambiental 2024 salió y nos recuerda que queda mucho por hacer en Costa Rica.

Lo bueno:

72.3 de 100 en Gestión de Bosques.
62.3 de 100 en Vitalidad del Ecosistema.

Pero fallamos en áreas clave:

57.0 de 100 en Agricultura.
46.9 de 100 en Calidad de Aire.
46.3 de 100 en Política Climática.
38.7 de 100 en Recursos Hídricos.
36.7 de 100 en Pesquería.
31.2 de 100 en Gestión de Residuos.

Recibimos una calificación de 55.5 de 100 colocándonos en el puesto #3 de Latinoamérica pero el puesto #39 del mundo.

Un ambiente saludable significa trabajos sustentables, una vida saludable y seguridad alimentaria.

Debemos mejorar nuestras políticas ambientales para enfocar bien los recursos, basándonos en la ciencia, la técnica y los datos, con una visión a largo plazo.

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Ambiente

Diseñando el Mañana: Prospectiva, Talento, Naturaleza y Negocio

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RESUMEN

En condiciones cada vez más cambiantes y difíciles de predecir, hay cuatro áreas que una sociedad debe considerar para navegar ese entorno y a la vez, enrumbarse a ese futuro, que nos acerque a lo que imaginamos como el mejor posible. Concretamente, aquí nos referimos a ellas.

Existen cuatro áreas del quehacer humano en las que es prioritario redoblar esfuerzos para navegar un entorno como el actual: volátil, incierto, complejo y ambiguo.  Estás áreas nos permiten ser más hábiles creando capacidades individuales y colectivas para adaptarnos con agilidad.

Cultivar destrezas de prospección

No hay una sola ni simple solución para ninguno de los más apremiantes conflictos globales. A pesar de ellos y de cómo y cuánto nos afectan a nivel local, debemos seguir viviendo o sobreviviendo, mientras continuamos produciendo y vendiendo en el mercado.

“No podremos salir de ninguno de esos escenarios de conflicto pensando como lo hacíamos cuando caímos en ellos”, parafraseando a Einstein. 

Una manera de salir de ese degradante círculo vicioso de estancamiento es utilizar herramientas y metodologías que nos ayuden a escuchar las leves señales del futuro que ya se perciben hoy en día. Al proyectar las señales en el tiempo, empiezan a dibujarse escenarios deseables e indeseables que nos ayudan a aspirar o a evitar algunos de ellos, según corresponda. 

El futuro no es un destino que ya está escrito; es un escenario al que llegamos por diseño. Este día que el planeta entero vivirá hoy es el resultado de las decisiones individuales y colectivas que se tomaron en el pasado. Diseñar es decidir. De la misma forma como Costa Rica ha sido diseñada como país para ser lo que es hoy, también lo han sido otros países en los que no querría criar a mis hijas. 

Aquí somos cinco millones de tomadores de decisión para diseñar el mañana. Lo más efectivo sería tener alguna noción de hacia dónde querríamos ir y hacia dónde no. 

Impactar el futuro es aún mayor desde la política pública, sobre todo si se tiene claridad de visión y se comunica de manera efectiva. Eso es gobernar. Cuando falte gobierno, “verás a tu pueblo, valiente y viril, la tosca herramienta en arma trocar”. En ese escenario, proponemos que sean armas de mira telescópica con suficiente potencia como para ver muy lejos y dibujar con crayones multicolores la mejor versión de Costa Rica que podamos anhelar. 

Enfocarse en el desarrollo del talento

Nuestro sistema de educación pública ha sufrido pocas reformas sustanciales desde 1869. Fue diseñado para que todo ciudadano supiera lo básico – lectoescritura y matemáticas – para ser mejores trabajadores en un mercado de épocas ya pasadas. La formación del siglo XXI requiere de una educación diferenciada para el ejercicio más efectivo de la ciudadanía. 

¿Es la lectoescritura o es la matemática? ¿Es el método científico o son los idiomas? ¿Es la alfabetización digital o la bioalfabetización? Si tuviera que apostar – y es una apuesta viva y de alto riesgo que realizo por mi papel activo de padre de niñas escolares – apostaría porque cada aprendiente incorpore – esto es, que internalice dentro de su cuerpo, mente y espíritu – el poder y la responsabilidad de desarrollar su propio talento de manera eficaz, o sea, cultivando su presencia, su bienestar y su propósito. 

Queremos adultos jóvenes que hayan superado, o que nunca hubieran enfrentado, la profunda crisis de significado en la que se encuentra la humanidad. ¿Qué significamos para otras personas?: es una pregunta que se ha visto desvirtuada de manera radical y profunda en esta era digital de redes sociales, donde lo que vemos publicado es la imagen del mejor momento del día o del mejor día de la semana de los demás. Así, cualquiera se siente inservible.

Nuestro sentido de ser, nuestra relevancia para los demás, nuestro papel en la comunidad y qué hacer respecto a nuestro talento, son parte de esa crisis, evitable si se robusteciera el ser de cada persona en su autoestima, autocuido y autoamor. 

La naturaleza.

Es evidente que la degradación ambiental nos está matando, extinguiendo cada año miles de especies de la red de vida que nos sostiene. Países como Costa Rica han logrado mitigar – o al menos maquillar o disimular – esta crisis, reforestando bosques y regenerando biodiversidad los últimos 50 años. Para muchas personas, en especial quienes se encuentran en puestos de liderazgo público y privado, no termina de quedar claro que la biósfera ha existido sin humanidad a lo largo de miles de millones de años y que, a la vez, no podría haber humanidad sin biósfera, por más que Elon Musk se empeñe en colonizar Marte. 

Para garantizar la viabilidad pacífica en comunidad de toda la nación costarricense por los próximos 50 años, debemos prestar aguda atención al tema del agua, preservarla como recurso natural vital, como derecho humano fundamental y como factor económico de alto valor. Las oscilaciones de patrones de lluvias por cambio climático, la contaminación y el consumo desconsiderado nos pueden poner muy rápido en escenarios de conflicto que hoy no podríamos ni imaginar, como la necesidad de reubicar comunidades enteras por recurso hídrico contaminado o agotamiento de mantos acuíferos. 

Además, debemos priorizar la descarbonización como parte de la inversión que este país debe continuar realizando para seguir siendo singular y de vanguardia, y continuar siendo esa “Rica Costa de Vida Pura” que alberga tantas formas de vida.

Este país ha sido recién designado como el mejor destino del mundo para retirarse. Eso no es azaroso ni por chiripa, sino por diseño, o sea, por buena gobernanza. 

El negocio, que va más allá de la economía.

Se refiere a cómo nos vamos a ganar la vida de manera individual y colectiva monetizando el valor que creamos desde nuestro talento, combinado con nuestra cultura, en cada una de las regiones y ecosistemas del país. De eso trata la economía naranja concebida por los holandeses, contabilizando el valor económico resultante de la combinación del talento individual y de la cultura local. 

En un país como Costa Rica, que se ha consolidado en la postpandemia como un polo de atracción de talento, de pronto nos toca la puerta una nueva oportunidad de liderar una industria de altísimo potencial productivo, con una alta vocación de distribución de la riqueza y con la posibilidad de exportar el valor que podría crearse. En esta economía del talento, con las herramientas digitales que tenemos a mano y las condiciones políticas, naturales y comerciales que ofrece nuestro país, podríamos, a la vuelta de unos pocos años, alcanzar el esplendor cultural, ambiental y socioeconómico al que todos aspiramos. 

Pongámonos en marcha, pues este es el futuro del país que imaginamos y que diseñamos según lo que resultó posible entre quienes lo forjamos. Hoy tenemos una nueva oportunidad para co-crear una versión mejorada, que va mucho más allá de la alcaldía o de la diputación, del gobierno de turno o de los medios de prensa. Esa versión mejorada está alojada en nuestra humanidad compartida. Ojalá la descubramos pronto y la saquemos a la luz. 


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

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