Ambiente
Hacer la tarea
Durante los últimos cuarenta años Costa Rica hizo la tarea en materia ambiental: erradicó la deforestación, estimuló la reforestación, aumentó la conservación, creó cientos de miles de fuentes de empleo en una nueva industria como lo fue el turismo orientado a la naturaleza, aceleró la penetración de la matriz eléctrica de fuentes renovables, y clasificó todas las especies que encontró en su exuberante biodiversidad, para mencionar algunos avances.
Gracias a estos esfuerzos hechos un par de generaciones atrás, hoy vivimos en condiciones ambientales viables. Quiere decir que en Costa Rica hay tierra muy fértil, abundante agua potable, condiciones climáticas agradables, emergencias naturales de costos moderados, producción agrícola y recursos pesqueros suficientes para sostener a la población actual, si dependiéramos de estas industrias.
Esto también quiere decir que en un contexto global de alta volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad también por la emergencia climática, nuestro país se ha convertido en un destino muy apetecido para migrantes e inversionistas en busca de un lugar seguro adonde residir con sus familias por los próximos cuarenta años.
Millones de personas en el mundo hoy en día, viven en ciudades o comunidades cuyos riesgos y amenazas climáticas atentan contra la viabilidad comunitaria. Podría ser que dentro de muy pocos años, miles o millones de personas deban migrar de sus residencias habituales por condiciones climáticas inhóspitas. Cuando Arizona rompe el registro de más días consecutivos con temperaturas por encima de los cincuenta grados centígrados al inicio de este verano, es hora de imaginarse cómo lucirá la vida en ese estado dentro de diez, veinte o cuarenta años.
Menciono cuarenta años como una cifra relevante porque los procesos de adaptación al cambio climático suelen ser lentos. Lo menciono también, porque nos halaga saber que Costa Rica hizo la tarea de adaptarse al cambio climático antes de que fuera un verdadero problema. Ahora que lo es, debemos preguntarnos cuál es la tarea que debe hacerse para garantizar la viabilidad para toda la nación costarricense de coexistir en este territorio, en el contexto climático que se vivirá en el año 2063.
Para entonces, la tarea que debe hacer Costa Rica es diferente a lo que se hizo desde 1983. Para empezar, debe proteger las comunidades costeras del aumento en los niveles del mar, sobre todo en el Caribe, el mar de mayor aumento en el mundo a consecuencia del cambio climático. Esto quiere decir muy probablemente, tener que desplazar grandes poblaciones y comunidades enteras de su lugar de residencia actual a uno que esté a resguardo de los nuevos niveles del mar. Un sobrevuelo por la punta de la provincia de Puntarenas es elocuente si imaginamos cuarenta o cincuenta centímetros de nivel del mar por encima del actual para la segunda mitad del siglo.
Luego debe mejorarse de manera profunda la gestión de aguas residuales, fluviales, pluviales y de uso humano. En Costa Rica hay suficiente agua para que habiten varios millones de personas más, que podrían inmigrar al país en las próximas décadas, pero no podrían sostenerse con la gestión de aguas que se realiza en la actualidad. El tratamiento de aguas se agravará de manera severa cada década que transcurra. Es una alta prioridad si queremos mantener la viabilidad comunitaria y continuar siendo un destino apetecido por nómadas y migrantes.
También debe diversificarse la agricultura y pensar en cómo podemos transformar este sector para que sean más productivos y eficientes. Estamos claros en que las reglas del comercio internacional favorecen la producción de bienes que se venden con facilidad y a buen precio en el exterior. También es claro que estas reglas fueron creadas antes de que tuviéramos claridad de las condiciones climáticas que tendríamos hoy. Debemos proyectar a futuro nuestra enorme capacidad de producción de alimentos y programar la diversificación anticipada, pues no podemos alimentar a nuestra población con café, banano y piña todos los días, si fuera requerido.
En cuanto a cobertura boscosa, se ha hecho un trabajo estupendo duplicándola en los últimos cuarenta años. Sin embargo, debería existir una meta muy ambiciosa de cubrir el 70% del territorio nacional en bosques y áreas protegidas público-privadas. Las ciudades deben crecer de manera vertical y no seguir ampliando la huella urbana que degrada los ecosistemas circundantes. El transporte público masivo y eficiente de personas debe ser una opción mucho más atractiva que el transporte privado que exige cada vez más carreteras. La agricultura debe modernizarse y automatizarse de manera que se produzca de manera descentralizada más alimentos saludables en menor área territorial. Las cuencas de los ríos deberían regenerarse, reforestarse y habilitarse por completo, convirtiéndose en mitigadores de riesgos climáticos, tales como las cabezas de agua que son una amenaza constante.
Lo más importante es bio-alfabetizar a la población joven para que se conviertan en agentes de transformación y transformen a Costa Rica en un líder pionero en adaptación climática. Pensemos más allá: nuestra nación siendo capaz de exportar servicios, prácticas y conocimientos a otras latitudes, muy necesitadas de intervenciones urgentes para robustecer vulnerabilidades climáticas y aumentar la viabilidad comunitaria.
Ambiente
La minería responsable: clave para la transición energética y el desarrollo sostenible
RESUMEN
Hoy, diversas entidades financieras mundiales subrayan la importancia de una minería responsable para lograr la transición energética y combatir así el cambio climático. Lo anterior no ha sucedido en el caso Crucitas. Por tanto, la tarea del país, antes de hablar de cómo aprovechar los recursos producto de la minería, es gestionar un verdadero control territorial en la zona en cuestión, realizar un diagnóstico ambiental y formular estándares de minería sostenibles para evitar más impactos negativos y promover beneficios económicos y sociales.En el marco de la transición energética global y la lucha contra el cambio climático, el Banco Mundial ha destacado la importancia de una minería responsable con el clima. La transición de fuentes fósiles a energías renovables, como paneles solares, turbinas eólicas y baterías, requiere cantidades significativas de metales y minerales. Según estimaciones del Banco Mundial, para alcanzar las metas del Acuerdo de París, se necesitarán producir más minerales en los próximos 30 años que lo extraído en los últimos 100 años.
Aunque la minería no es una actividad sostenible por definición, debido a su naturaleza extractiva de recursos no renovables, es fundamental para el desarrollo sostenible.
Por esta razón, el Banco Mundial y otros organismos multilaterales han impulsado protocolos de minería responsable, enfocados en promover buenas prácticas para minimizar el impacto ambiental, especialmente en bosques tropicales.
En Costa Rica, el caso de Crucitas ejemplifica la complejidad de gestionar la minería en áreas ambientalmente sensibles. Si decidimos aventurarnos en ese camino, debemos cumplir los siguientes pasos:
- Que las autoridades tomen control total y permanente de la zona, evitando la entrada de mineros ilegales. Este aspecto resulta crucial, pues sin este control, cualquier legislación o iniciativa será ineficaz.
- Realizar un diagnóstico ambiental de la zona. La minería ilegal en Crucitas ha causado daños significativos a los acuíferos, suelos y bosques, sin controles ni mediciones adecuadas. La regularización y monitoreo de una mina legal habrían mitigado estos impactos. Es importante señalar que todos los daños al bosque, a los acuíferos y a la sociedad ya se han producido debido a la actividad ilegal, y no existen informes técnicos o mediciones precisas sobre el alcance real de esos impactos.
- Permitir la actividad minera bajo nuevos estándares que aseguren una minería más amigable con los bosques y compatible con la lucha contra el cambio climático. Esta reactivación debe buscar el mayor retorno económico para el país y, al mismo tiempo, minimizar los daños ambientales.
No seguirlo, o hacerlo a medias, impediría que una empresa seria siquiera considere instalarse en Costa Rica, sin importar si se reforma la legislación existente para permitir nuevamente la minería a cielo abierto.
Impacto social de la minería legal
La minería legal no solo tiene implicaciones ambientales, sino también sociales y económicas. Cuando se regula adecuadamente, una mina puede generar empleo formal, reducir la pobreza y fomentar el desarrollo local. A su vez, incorpora prácticas de seguridad laboral y salud, protegiendo a los trabajadores de condiciones peligrosas. También favorece a la economía local a través de impuestos y otras contribuciones, que pueden utilizarse para financiar infraestructura y servicios públicos esenciales.
En cambio, el oro extraído ilegalmente solo se puede vender en el mercado negro, perpetuando un ciclo de criminalidad y problemas sociales, sin que el Estado y la comunidad reciban rédito alguno.
La minería ilegal, al no estar sujeta a controles, fomenta actividades delictivas como el tráfico de personas, armas y drogas.
Cabe destacar que es imposible hacer aseveraciones precisas sobre cómo estaríamos con la instalación de la empresa Infinito Gold, ya que la actividad actual es ilegal y no existen mediciones, ni informes técnicos que permitan una comparación. Lo que sí es una realidad es que todos los temores sobre los impactos ambientales en Crucitas ya se han materializado debido a la minería ilegal.
Los opositores a la minería en Crucitas prometieron “alternativas sostenibles” como fábricas de queso y proyectos de turismo rural, pero hasta la fecha, no han elaborado ni siquiera un estudio que demuestre su viabilidad. De nada sirve ondear la bandera del desarrollo sostenible si olvidamos que dos de los tres componentes de la sostenibilidad son el bienestar social y el económico.
En resumen, podemos debatir los méritos de volver a permitir la minería a cielo abierto en Costa Rica, pero debemos hacerlo desde el entendimiento de que es una actividad esencial para el futuro de la humanidad. Podemos cegarnos ante esta realidad o podemos buscar maneras de involucrarnos en la cadena de valor global de manera responsable, incluyendo la investigación, el desarrollo tecnológico, el reciclaje y otras prácticas innovadoras.
Restablecer el control territorial en Crucitas y detener la minería ilegal son pasos fundamentales para poder abordar seriamente la discusión. Ignorar esta realidad solo perpetuará los problemas sociales y ambientales asociados a la minería ilegal que ya padecemos y están provocando el caos en la zona.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.
Ambiente
Nuestros desafíos ambientales
RESUMEN
Costa Rica recibe un 55.5 de calificación en el Índice de Desempeño Ambiental 2024. Un llamado de atención a áreas otras que los bosques. Lenin Corrales del CATIE nos da luz de la situación ambiental actual.Fuente: Lenin Corrales Cháves – Investigador del CATIE
Nuestros desafíos ambientales
El Índice de Desempeño Ambiental 2024 salió y nos recuerda que queda mucho por hacer en Costa Rica.
Lo bueno:
✅ 72.3 de 100 en Gestión de Bosques.
✅ 62.3 de 100 en Vitalidad del Ecosistema.
Pero fallamos en áreas clave:
❌ 57.0 de 100 en Agricultura.
❌ 46.9 de 100 en Calidad de Aire.
❌ 46.3 de 100 en Política Climática.
❌ 38.7 de 100 en Recursos Hídricos.
❌ 36.7 de 100 en Pesquería.
❌ 31.2 de 100 en Gestión de Residuos.
Recibimos una calificación de 55.5 de 100 colocándonos en el puesto #3 de Latinoamérica pero el puesto #39 del mundo.
Un ambiente saludable significa trabajos sustentables, una vida saludable y seguridad alimentaria.
Debemos mejorar nuestras políticas ambientales para enfocar bien los recursos, basándonos en la ciencia, la técnica y los datos, con una visión a largo plazo.
Ambiente
Diseñando el Mañana: Prospectiva, Talento, Naturaleza y Negocio
RESUMEN
En condiciones cada vez más cambiantes y difíciles de predecir, hay cuatro áreas que una sociedad debe considerar para navegar ese entorno y a la vez, enrumbarse a ese futuro, que nos acerque a lo que imaginamos como el mejor posible. Concretamente, aquí nos referimos a ellas.Existen cuatro áreas del quehacer humano en las que es prioritario redoblar esfuerzos para navegar un entorno como el actual: volátil, incierto, complejo y ambiguo. Estás áreas nos permiten ser más hábiles creando capacidades individuales y colectivas para adaptarnos con agilidad.
Cultivar destrezas de prospección
No hay una sola ni simple solución para ninguno de los más apremiantes conflictos globales. A pesar de ellos y de cómo y cuánto nos afectan a nivel local, debemos seguir viviendo o sobreviviendo, mientras continuamos produciendo y vendiendo en el mercado.
“No podremos salir de ninguno de esos escenarios de conflicto pensando como lo hacíamos cuando caímos en ellos”, parafraseando a Einstein.
Una manera de salir de ese degradante círculo vicioso de estancamiento es utilizar herramientas y metodologías que nos ayuden a escuchar las leves señales del futuro que ya se perciben hoy en día. Al proyectar las señales en el tiempo, empiezan a dibujarse escenarios deseables e indeseables que nos ayudan a aspirar o a evitar algunos de ellos, según corresponda.
El futuro no es un destino que ya está escrito; es un escenario al que llegamos por diseño. Este día que el planeta entero vivirá hoy es el resultado de las decisiones individuales y colectivas que se tomaron en el pasado. Diseñar es decidir. De la misma forma como Costa Rica ha sido diseñada como país para ser lo que es hoy, también lo han sido otros países en los que no querría criar a mis hijas.
Aquí somos cinco millones de tomadores de decisión para diseñar el mañana. Lo más efectivo sería tener alguna noción de hacia dónde querríamos ir y hacia dónde no.
Impactar el futuro es aún mayor desde la política pública, sobre todo si se tiene claridad de visión y se comunica de manera efectiva. Eso es gobernar. Cuando falte gobierno, “verás a tu pueblo, valiente y viril, la tosca herramienta en arma trocar”. En ese escenario, proponemos que sean armas de mira telescópica con suficiente potencia como para ver muy lejos y dibujar con crayones multicolores la mejor versión de Costa Rica que podamos anhelar.
Enfocarse en el desarrollo del talento
Nuestro sistema de educación pública ha sufrido pocas reformas sustanciales desde 1869. Fue diseñado para que todo ciudadano supiera lo básico – lectoescritura y matemáticas – para ser mejores trabajadores en un mercado de épocas ya pasadas. La formación del siglo XXI requiere de una educación diferenciada para el ejercicio más efectivo de la ciudadanía.
¿Es la lectoescritura o es la matemática? ¿Es el método científico o son los idiomas? ¿Es la alfabetización digital o la bioalfabetización? Si tuviera que apostar – y es una apuesta viva y de alto riesgo que realizo por mi papel activo de padre de niñas escolares – apostaría porque cada aprendiente incorpore – esto es, que internalice dentro de su cuerpo, mente y espíritu – el poder y la responsabilidad de desarrollar su propio talento de manera eficaz, o sea, cultivando su presencia, su bienestar y su propósito.
Queremos adultos jóvenes que hayan superado, o que nunca hubieran enfrentado, la profunda crisis de significado en la que se encuentra la humanidad. ¿Qué significamos para otras personas?: es una pregunta que se ha visto desvirtuada de manera radical y profunda en esta era digital de redes sociales, donde lo que vemos publicado es la imagen del mejor momento del día o del mejor día de la semana de los demás. Así, cualquiera se siente inservible.
Nuestro sentido de ser, nuestra relevancia para los demás, nuestro papel en la comunidad y qué hacer respecto a nuestro talento, son parte de esa crisis, evitable si se robusteciera el ser de cada persona en su autoestima, autocuido y autoamor.
La naturaleza.
Es evidente que la degradación ambiental nos está matando, extinguiendo cada año miles de especies de la red de vida que nos sostiene. Países como Costa Rica han logrado mitigar – o al menos maquillar o disimular – esta crisis, reforestando bosques y regenerando biodiversidad los últimos 50 años. Para muchas personas, en especial quienes se encuentran en puestos de liderazgo público y privado, no termina de quedar claro que la biósfera ha existido sin humanidad a lo largo de miles de millones de años y que, a la vez, no podría haber humanidad sin biósfera, por más que Elon Musk se empeñe en colonizar Marte.
Para garantizar la viabilidad pacífica en comunidad de toda la nación costarricense por los próximos 50 años, debemos prestar aguda atención al tema del agua, preservarla como recurso natural vital, como derecho humano fundamental y como factor económico de alto valor. Las oscilaciones de patrones de lluvias por cambio climático, la contaminación y el consumo desconsiderado nos pueden poner muy rápido en escenarios de conflicto que hoy no podríamos ni imaginar, como la necesidad de reubicar comunidades enteras por recurso hídrico contaminado o agotamiento de mantos acuíferos.
Además, debemos priorizar la descarbonización como parte de la inversión que este país debe continuar realizando para seguir siendo singular y de vanguardia, y continuar siendo esa “Rica Costa de Vida Pura” que alberga tantas formas de vida.
Este país ha sido recién designado como el mejor destino del mundo para retirarse. Eso no es azaroso ni por chiripa, sino por diseño, o sea, por buena gobernanza.
El negocio, que va más allá de la economía.
Se refiere a cómo nos vamos a ganar la vida de manera individual y colectiva monetizando el valor que creamos desde nuestro talento, combinado con nuestra cultura, en cada una de las regiones y ecosistemas del país. De eso trata la economía naranja concebida por los holandeses, contabilizando el valor económico resultante de la combinación del talento individual y de la cultura local.
En un país como Costa Rica, que se ha consolidado en la postpandemia como un polo de atracción de talento, de pronto nos toca la puerta una nueva oportunidad de liderar una industria de altísimo potencial productivo, con una alta vocación de distribución de la riqueza y con la posibilidad de exportar el valor que podría crearse. En esta economía del talento, con las herramientas digitales que tenemos a mano y las condiciones políticas, naturales y comerciales que ofrece nuestro país, podríamos, a la vuelta de unos pocos años, alcanzar el esplendor cultural, ambiental y socioeconómico al que todos aspiramos.
Pongámonos en marcha, pues este es el futuro del país que imaginamos y que diseñamos según lo que resultó posible entre quienes lo forjamos. Hoy tenemos una nueva oportunidad para co-crear una versión mejorada, que va mucho más allá de la alcaldía o de la diputación, del gobierno de turno o de los medios de prensa. Esa versión mejorada está alojada en nuestra humanidad compartida. Ojalá la descubramos pronto y la saquemos a la luz.
Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.
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