Política
La cantonitis: Nuestro pan de cada día
RESUMEN
En Costa Rica ya tenemos 84 cantones, pero ninguna municipalidad supera los 70 puntos de calificación. A pesar de esto, hay 7 nuevos cantones en camino. Su ineficiencia ha llevado a crear 9 agrupaciones con 55 empleados, que consumen ₡1.810.557.497. Esta duplicación de funciones encarece la gestión pública y reduce fondos para obras y servicios esenciales. ¿Hasta cuándo seguiremos pagando por este desorden territorial?
En Costa Rica, las municipalidades se han convertido en terrenos fértiles para el amiguismo político, donde las plazas se crean no por necesidad, sino por conveniencia. Este fenómeno no solo drena recursos públicos, sino que perpetúa una estructura ineficiente y alejada de las verdaderas prioridades ciudadanas.
El ciclo se perpetúa mediante modificaciones discrecionales en presupuestos, ampliaciones de planillas sin criterios técnicos claros y redes de influencias que colocan a amigos en posiciones privilegiadas. Esto encarece la gestión pública, desvía fondos de servicios esenciales y alimenta la desconfianza hacia las instituciones.
Mientras la mayoría de los ciudadanos enfrenta trámites interminables y recortes de recursos, las municipalidades siguen expandiendo sus planillas, muchas veces sin justificación. ¿El costo real? Menos inversión en infraestructura, seguridad y servicios que impactan directamente la calidad de vida de los costarricenses.
El problema no termina ahí. Muchas municipalidades, incapaces de operar de manera eficiente, se agrupan en federaciones para realizar funciones básicas que deberían manejar por sí solas. Estas entidades, lejos de solucionar problemas, solo incrementan los costos administrativos, dejando cada vez menos recursos para obras y servicios esenciales.
La solución está en una reorganización territorial basada en criterios técnicos. Una nueva división que considere la cantidad de habitantes, la actividad económica y las necesidades reales de cada región permitiría equiparar la cancha. Con esto, cada zona podría prosperar de forma ordenada, eliminando redundancias administrativas y garantizando una gestión más eficiente de los recursos.
El modelo actual perpetúa el clientelismo y el despilfarro, pero es posible cambiarlo. Es hora de replantear el sistema para que todas las regiones del país tengan las mismas oportunidades de desarrollo.
Política
Primera Línea: Contracorriente
RESUMEN
La verdadera fuerza de un país no radica en el tamaño de su gobierno, sino en su capacidad para fomentar la autonomía y el esfuerzo colectivo. Cuando defendemos la libertad individual, no solo protegemos derechos, sino que abrimos caminos para que cada persona pueda alcanzar su máximo potencial sin obstáculos innecesarios.Ir contra la corriente no suele ser lo más popular, sobre todo cuando implica decir lo que se piensa. En un entorno costarricense donde el conformismo y las soluciones fáciles parecen ser la norma, se requiere un esfuerzo constante para exponer lo que es necesario debatir, y no simplemente lo que la gente quiere escuchar.
Diagnósticos no bastan, se necesitan soluciones
El problema no radica en la falta de recursos ni en el tamaño del gobierno, sino en la ausencia de una visión estructural que comprenda que la libertad y la responsabilidad individual son las verdaderas bases del progreso. Primera Línea nació con esa convicción y creció como un movimiento ciudadano con un propósito claro: proponer soluciones reales a los problemas crónicos de Costa Rica.
Hoy, la denuncia no es suficiente. Costa Rica está llena de diagnósticos, pero vacía de propuestas concretas.
Por eso, Primera Línea combina dos instrumentos principales: un medio digital, que visibiliza los problemas, y el Observatorio de Datos, que fundamenta las propuestas con análisis rigurosos y datos. El objetivo no es indignarse sin más, sino presentar alternativas y demostrar que hay valores fundamentales que no deben negociarse.
La libertad individual: un camino cuesta arriba
Hablar de libertad individual en un país que tiende a valorar la expansión estatal es nadar contra la corriente. Es más cómodo vender la idea de que el gobierno puede resolverlo todo, pero ese enfoque supone renunciar al poder de la autonomía. Cada vez que le entregamos al gobierno la responsabilidad de nuestro bienestar, sacrificamos algo más que independencia: sacrificamos dignidad.
Costa Rica no saldrá de sus problemas aumentando el tamaño del gobierno o limitando aún más las libertades de los ciudadanos. El progreso se construye desde el esfuerzo propio, la colaboración voluntaria y el respeto a la iniciativa personal.
El problema no es ideológico ni se limita a un gobierno específico; es el conformismo y la burocracia que impiden que el sistema funcione para todos.
Porque cuando un gobierno crece desproporcionadamente, lo que se pierde es más que eficiencia: se pierde la posibilidad de soñar y de construir sin miedo. Liderar un foro de ideas tiene sus retos y tentaciones: adoptar los temas de moda, suavizar el mensaje o seguir la narrativa dominante. Primera Línea rechaza esas tentaciones.
Cada artículo, publicación o dato expuesto busca sembrar semillas de cambio, con claridad y contundencia. La realidad puede doler, pero es necesario enfrentarla antes de reformarla.
Costa Rica necesita recuperar la confianza en el esfuerzo propio. El futuro depende de que las personas puedan soñar y construir sin miedo a que una política arbitraria o un reglamento innecesario las frene.
No sabemos si alguna vez veremos a Costa Rica alcanzar ese ideal, pero eso no significa que vamos a dejar de intentarlo. El desafío es grande, pero las transformaciones reales se logran con las manos de muchos. Primera Línea continuará nadando contra la corriente porque el objetivo final es claro: un país donde cada persona pueda decir con orgullo: “Esto lo logramos juntos.”
Si este mensaje resonó en usted, lo invitamos a unirse a este movimiento, compartiendo nuestra visión o colaborando como voluntario o patrocinador. Porque aquí, en Primera Línea, se vale soñar en grande.
Política
Chambonadas 2024: Cuando el despilfarro no tiene consecuencias
RESUMEN
La gestión ineficiente en las instituciones públicas afecta directamente áreas clave como salud, educación y seguridad, desperdiciando recursos que podrían resolver problemas urgentes. Para avanzar hacia un país más justo y funcional, es crucial exigir mayor transparencia, planificación y rendición de cuentas en la administración de los bienes públicos.En Costa Rica, los “errores” en las instituciones públicas no son simples accidentes aislados. Representan un problema estructural que impacta directamente el bienestar de la ciudadanía y el desarrollo del país. Cada decisión mal tomada no solo significa el desperdicio de recursos, sino también un profundo perjuicio para nuestra calidad de vida y nuestro futuro colectivo.
Estas chambonadas no son simples equivocaciones.
Son la punta de un iceberg formado por mala planificación, negligencia y, sobre todo, un sistema que premia a quienes logran ocultarse tras una maraña de trámites. Más allá del escándalo momentáneo, las consecuencias las pagamos todos: menos servicios, más impuestos y un país que, en lugar de avanzar, retrocede.
En Primera Línea, entendemos que estas situaciones no ocurren por casualidad. Son el reflejo de un sistema que carece de controles efectivos, donde las responsabilidades se diluyen y la transparencia sigue siendo una asignatura pendiente. Por eso, hemos creado Chambonadas 2024, un espacio para visibilizar estos casos que no solo generan indignación, sino que también le cuestan millones al país.
Nuestro objetivo es claro: informar a la ciudadanía sobre cómo estas decisiones afectan nuestras vidas, no para alarmar, sino para fomentar una discusión crítica y constructiva.
Este año, las chambonadas documentadas suman ₡286 mil millones, equivalentes al 1% de la deuda pública. Recursos que pudieron haberse destinado a solucionar problemas urgentes en seguridad, educación, salud o infraestructura, pero que se pierden por falta de planificación, negligencia o desidia institucional.
Este espacio no busca señalar errores a la ligera. Cada caso evidencia la necesidad urgente de un cambio profundo en la gestión pública: un cambio que garantice que los recursos de todos los costarricenses se administren con responsabilidad, eficiencia y transparencia.
En Primera Línea, creemos que la ciudadanía tiene el derecho de conocer esta realidad para exigir que los empleados públicos cumplan con su deber. La impunidad no beneficia ni al país, ni a los servidores públicos que sí quieren hacer las cosas bien. Solo a través de la rendición de cuentas y la participación activa podemos construir un país más justo y funcional.
Política
SINPE: ¿Impuestos a las transacciones? Un error que podría salir caro
RESUMEN
El Ministerio de Hacienda anunció que quiere aplicar IVA y renta a transacciones realizadas a través de SINPE. Según ellos, el objetivo es aumentar la recaudación. Sin embargo, esta medida tiene serios problemas y podría terminar afectando aún más a quienes ya son víctimas de un sistema anti-emprendedor y anti-PYMEs.
¿Qué está en juego?
SINPE (Sistema Nacional de Pagos Electrónicos) es una herramienta que democratizó las transacciones financieras en Costa Rica. Permite a emprendedores, PYMES y ciudadanos mover su dinero de forma sencilla, económica y rápida. Sin embargo, cargarle impuestos, como IVA, podría hacer que las personas busquen alternativas menos transparentes, aumentando la informalidad y afectando la economía en lugar de fortalecerla.
El tiro por la culata: más informalidad y menos recaudación
El problema con esta medida es que no ataca la raíz del asunto: el sistema actual es costoso, complicado y castiga a quienes intentan formalizarse. Según el INEC, más del 40% de los trabajadores están en la informalidad, lo que significa que no tienen acceso a crédito, seguro social o estabilidad económica.
¿Por qué están en la informalidad? Porque los costos de registrarse, pagar impuestos y cumplir con todas las regulaciones son altísimos. Si a esto le sumamos un impuesto sobre las transacciones, el mensaje que se envía es claro: “ser formal no vale la pena.”
¿Por qué no pensar diferente?
En lugar de asfixiar a los emprendedores, necesitamos un enfoque inteligente:
- Impuestos bajos y parejos:
Eliminar exoneraciones que benefician a grandes grupos de presión y establecer tasas justas para todos. - Facilitar la formalización:
Simplificar trámites y costos para que formalizarse sea una opción atractiva, no un castigo. - Servicios públicos de calidad:
Hoy el Estado actúa como un socio que exige el 60% de las ganancias (entre impuestos y trámites) pero no ofrece nada a cambio. Las PYMES necesitan infraestructura, seguridad, salud y educación de calidad para crecer.
El verdadero problema: un Estado que no entiende a los emprendedores
El enfoque de Hacienda muestra desconexión total con la realidad de los emprendedores y PYMES. Estas son las personas que mueven la economía del país, las que pagan alquiler, generan empleo y mantienen comunidades vivas.
Si seguimos cargando impuestos que solo aumentan sus costos, la informalidad crecerá, la recaudación caerá y la economía se estancará.
Que no jodan más al que la pulsea
En Costa Rica, emprender ya es difícil. Implementar impuestos al SINPE no hará más que complicar las cosas para quienes buscan sobrevivir en un sistema que no les da opciones. Necesitamos políticas que incentiven el crecimiento, no medidas que golpeen a las víctimas.
Hacienda: es hora de repensar las prioridades. Dejemos de castigar al emprendedor y enfoquémonos en crear un sistema que promueva el desarrollo económico, la formalización y el bienestar para todos.
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