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Ambiente

La transición energética y la lucha contra el cambio climático

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Tiempo de lectura: 5 min

Actualmente, se observan al menos tres ‘megatendencias’ que están transformando el escenario energético a nivel mundial:

  • La descarbonización de la generación eléctrica: cada vez más energía se produce a partir de fuentes renovables (no fósiles).
  • La electrificación del consumo energético: fuentes fósiles están siendo remplazadas por energía eléctrica, principalmente en transporte.
  • La descentralización de los sistemas: la generación distribuida, almacenamiento y otros esquemas de servicio fuera de la red impulsan la universalidad del acceso y nuevos modelos de negocio.

Estas tres tendencias favorecen un modelo de desarrollo basado en energías limpias, en el cual Costa Rica tiene una importante ventaja comparativa al contar con una matriz eléctrica prácticamente renovable, que es el principal reto para la mayoría de los países en la transición hacia una economía descarbonizada.

Según el informe “World Energy Outlook 2022” de la Agencia Internacional de la Energía, se prevé que la demanda mundial de petróleo siga creciendo levemente hasta estancarse en el año 2030. El consumo de combustibles fósiles en general (petróleo, gas y carbón) decrecerá sostenidamente desde mediados de esta década, alcanzando una reducción anual promedio de 2 exojulios al 2050. Eso equivale a un promedio de reducción diaria de 1 millón de barriles de petróleo cada año entre 2025 y 2050. 

La rápida expansión de las energías renovables y sus costos decrecientes obligan a reconsiderar inversiones multimillonarias en activos e infraestructura para hidrocarburos que en pocos años podrían perder su valor y quedar obsoletos. Esto ya está ocurriendo en países que son grandes productores de gas y petróleo, como Noruega, Australia e incluso Estados Unidos, donde tanto fondos de inversión como empresas de servicios públicos están diversificando sus carteras y enfocando la mayor parte de recursos para nuevos proyectos en el desarrollo de energías renovables y tecnologías de almacenamiento. Para el 2050, se prevé que el 75-80% de la nueva capacidad instalada de energía a nivel mundial sea de fuentes renovables.

Costa Rica ya hizo esta transformación de su matriz eléctrica y, por esta razón, le lleva décadas de ventaja incluso a las economías más avanzadas. Lejos de retroceder con la adopción de hidrocarburos para la generación eléctrica, debemos reafirmar nuestro liderazgo en materia de electricidad limpia y potenciar esa ventaja con encadenamientos productivos y nuevos negocios ligados a las tendencias internacionales de transición energética.

La falacia de los hidrocarburos como medida de reactivación económica

En el siguiente gráfico, de la Agencia de Cooperación Británica UK-AID, se muestra el ciclo de vida típico de un proyecto de aprovechamiento de hidrocarburos:

  • 1 a 5 años de exploración
  • 4 a 10 años de avalúo
  • 4 a 10 años de desarrollo
  • 20 a 50 años de producción
  • 2 a 10 años de cierre técnico
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Estos proyectos requieren de un horizonte de desarrollo de muy largo plazo, con inversiones de cientos o miles de millones de dólares. La mayoría de las iniciativas se descartan luego de las fases de exploración o del avalúo, en las cuales se genera relativamente poco empleo y actividad económica. En Costa Rica, ese tipo de inversión solo sería posible mediante procesos de concesión que, de ser exitosos, generarían ingresos significativos hasta que se haya iniciado la fase productiva, cosa que podría tardar entre 10 y 20 años. Partiendo de que en Costa Rica habría que empezar por desarrollar el marco regulatorio y combinado con los tiempos de desarrollo de proyectos de gran escala en nuestro país, queda claro que la explotación de hidrocarburos no es la solución urgente que requiere el país para reactivar la economía, abaratar costos de producción y generar empleo. 

Además de no lograr el objetivo de reactivación económica de corto plazo, no hay ninguna certeza de que la explotación de gas o petróleo sea buen negocio para Costa Rica. El sector transporte es, por mucho, el principal consumidor de hidrocarburos en el país (cerca del 80%). El consumo industrial no alcanza el 15% y el uso de combustibles fósiles para generación eléctrica es marginal. Esto quiere decir que nuestro mercado interno para hidrocarburos es muy pequeño, restándole atractivo para posibles inversionistas porque los excedentes de la producción tendrían que colocarse en el mercado internacional, donde no podríamos competir ni en precio ni en volumen contra los grandes productores.

Se pueden lograr cambios más significativos y en mucho menor plazo tomando medidas para dinamizar la inversión entorno a nuestra capacidad ya instalada de energías renovables, como tecnologías digitales de almacenamiento y minería de datos, que son sumamente intensivas en el consumo eléctrico y requieren de energía estable y de alta calidad. Costa Rica también tiene un enorme potencial para seguir creciendo en energía solar, eólica, geotermia de alta y baja entalpía, y para la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías como el hidrógeno verde y la energía mareomotriz. El crecimiento en renovables, combinado con la generación distribuida y mayor capacidad de almacenamiento, también nos obligaría a replantear la estructura de nuestros mercados energéticos, con una mejor distribución de los riesgos financieros y enfocado en bajar los costos finales al consumidor.

El liderazgo histórico de Costa Rica y la marca país en desarrollo sostenible

Costa Rica tiene una marca país envidiable en cuanto a protección del ambiente, aun cuando nos falta muchísimo por hacer a nivel interno (gestión de residuos, por ejemplo) para ser merecedores de esa fama internacional como país verde. 

Apoyar la exploración y explotación de hidrocarburos vendría a manchar ese legado, significando una derrota política en cuanto a percepción pública y enfoque mediático, sin ninguna garantía de que prosperen las iniciativas para permitir el aprovechamiento de dichos recursos. Sería además una derrota política que no se justifica por vía de ganancias en otros campos, como el económico, como quedó expuesto en el punto anterior. En otras palabras, quien impulse estas medidas estaría asumiendo un enorme riesgo, en contra de la tradición costarricense, sin tener claro cuál sería el beneficio de adoptar una posición a favor de la explotación de combustibles fósiles.

Costa Rica es un ejemplo a nivel mundial de que se puede crecer económicamente y generar bienestar sin explotar combustibles fósiles, revirtiendo la reforestación y produciendo electricidad a partir de fuentes limpias. Estos son de los más grandes retos que enfrentan las economías más avanzadas para poder adoptar modelos de desarrollo compatibles con las exigencias del Acuerdo de París y otras estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático. 

En un mundo en el cual los impactos del cambio climático son cada vez más evidentes y los avances tecnológicos cada vez más disruptivos, debemos apostar por seguir siendo un país innovador, sacando ventaja de las décadas que tenemos en materia de ser una economía baja en emisiones de carbono. Costa Rica debe aprovechar las nuevas tendencias y desarrollo de mejores tecnologías para reformar sus mercados energéticos, hacia modelos más dinámicos, eficientes y descentralizados. Si vamos a modernizar el modelo energético del país, debemos enfocarnos en los cambios que sí van a hacer una diferencia en reducir el costo de vida y aumentar la competitividad empresarial, sin retroceder en los logros históricos que nos enorgullecen como nación.

Empresario y consultor con 20 años de experiencia en evaluación de impacto ambiental, responsabilidad social corporativa y alianzas público-privadas para el desarrollo sostenible. Esposo y padre, apasionado por construir un mejor país y un futuro más próspero para sus hijas.

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2 Comentarios

1 comentario

  1. Pablo José Morales

    abril 8, 2023 el 6:43 pm

    Me parece bárbaro desarrollar energías renovables.
    Lo que no veo es la relación con el supuesto cambio climático.

  2. Roberto Salazar

    abril 29, 2023 el 10:19 pm

    Definitivamente tenemos que saber leer cuando nos tratan de manipular, aprender a ¡+pensar e investigar para poder llegar a una opinión basada en hechos y no en fantasías del sector progre, con las premisas que nos imponen tratan de embarcar a apoyar sus nocivas ideas de dominio de la humanidad! En términos locales, producir energía renovable es un camino ya listo, no hay ningún motivo para abandonarlo. Solamente hay que estar atentos al costo de cada tecnología.
    En cuanto a producir petróleo y extraer gas natural, pues eso no va a interferir con ese camino energético!!! Pero si podríamos ganar muchísimo como país, y nos ayudaría a salir de los problemas económicos que nos agobian. Por la inversión, no se preocupen!! Sobrará quien quiera invertir!

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Ambiente

La minería responsable: clave para la transición energética y el desarrollo sostenible

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Tiempo de lectura: 4 min

RESUMEN

Hoy, diversas entidades financieras mundiales subrayan la importancia de una minería responsable para lograr la transición energética y combatir así el cambio climático. Lo anterior no ha sucedido en el caso Crucitas. Por tanto, la tarea del país, antes de hablar de cómo aprovechar los recursos producto de la minería, es gestionar un verdadero control territorial en la zona en cuestión, realizar un diagnóstico ambiental y formular estándares de minería sostenibles para evitar más impactos negativos y promover beneficios económicos y sociales.

En el marco de la transición energética global y la lucha contra el cambio climático, el Banco Mundial ha destacado la importancia de una minería responsable con el clima. La transición de fuentes fósiles a energías renovables, como paneles solares, turbinas eólicas y baterías, requiere cantidades significativas de metales y minerales. Según estimaciones del Banco Mundial, para alcanzar las metas del Acuerdo de París, se necesitarán producir más minerales en los próximos 30 años que lo extraído en los últimos 100 años.

Aunque la minería no es una actividad sostenible por definición, debido a su naturaleza extractiva de recursos no renovables, es fundamental para el desarrollo sostenible.

Por esta razón, el Banco Mundial y otros organismos multilaterales han impulsado protocolos de minería responsable, enfocados en promover buenas prácticas para minimizar el impacto ambiental, especialmente en bosques tropicales.

En Costa Rica, el caso de Crucitas ejemplifica la complejidad de gestionar la minería en áreas ambientalmente sensibles. Si decidimos aventurarnos en ese camino, debemos cumplir los siguientes pasos:

  • Que las autoridades tomen control total y permanente de la zona, evitando la entrada de mineros ilegales. Este aspecto resulta crucial, pues sin este control, cualquier legislación o iniciativa será ineficaz.
  • Realizar un diagnóstico ambiental de la zona. La minería ilegal en Crucitas ha causado daños significativos a los acuíferos, suelos y bosques, sin controles ni mediciones adecuadas. La regularización y monitoreo de una mina legal habrían mitigado estos impactos. Es importante señalar que todos los daños al bosque, a los acuíferos y a la sociedad ya se han producido debido a la actividad ilegal, y no existen informes técnicos o mediciones precisas sobre el alcance real de esos impactos.
  • Permitir la actividad minera bajo nuevos estándares que aseguren una minería más amigable con los bosques y compatible con la lucha contra el cambio climático. Esta reactivación debe buscar el mayor retorno económico para el país y, al mismo tiempo, minimizar los daños ambientales.

No seguirlo, o hacerlo a medias, impediría que una empresa seria siquiera considere instalarse en Costa Rica, sin importar si se reforma la legislación existente para permitir nuevamente la minería a cielo abierto.

Impacto social de la minería legal

La minería legal no solo tiene implicaciones ambientales, sino también sociales y económicas. Cuando se regula adecuadamente, una mina puede generar empleo formal, reducir la pobreza y fomentar el desarrollo local. A su vez, incorpora prácticas de seguridad laboral y salud, protegiendo a los trabajadores de condiciones peligrosas. También favorece a la economía local a través de impuestos y otras contribuciones, que pueden utilizarse para financiar infraestructura y servicios públicos esenciales.

En cambio, el oro extraído ilegalmente solo se puede vender en el mercado negro, perpetuando un ciclo de criminalidad y problemas sociales, sin que el Estado y la comunidad reciban rédito alguno. 

La minería ilegal, al no estar sujeta a controles, fomenta actividades delictivas como el tráfico de personas, armas y drogas.

Cabe destacar que es imposible hacer aseveraciones precisas sobre cómo estaríamos con la instalación de la empresa Infinito Gold, ya que la actividad actual es ilegal y no existen mediciones, ni informes técnicos que permitan una comparación. Lo que sí es una realidad es que todos los temores sobre los impactos ambientales en Crucitas ya se han materializado debido a la minería ilegal.

Los opositores a la minería en Crucitas prometieron “alternativas sostenibles” como fábricas de queso y proyectos de turismo rural, pero hasta la fecha, no han elaborado ni siquiera un estudio que demuestre su viabilidad. De nada sirve ondear la bandera del desarrollo sostenible si olvidamos que dos de los tres componentes de la sostenibilidad son el bienestar social y el económico.

En resumen, podemos debatir los méritos de volver a permitir la minería a cielo abierto en Costa Rica, pero debemos hacerlo desde el entendimiento de que es una actividad esencial para el futuro de la humanidad. Podemos cegarnos ante esta realidad o podemos buscar maneras de involucrarnos en la cadena de valor global de manera responsable, incluyendo la investigación, el desarrollo tecnológico, el reciclaje y otras prácticas innovadoras

Restablecer el control territorial en Crucitas y detener la minería ilegal son pasos fundamentales para poder abordar seriamente la discusión. Ignorar esta realidad solo perpetuará los problemas sociales y ambientales asociados a la minería ilegal que ya padecemos y están provocando el caos en la zona.


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

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Ambiente

Nuestros desafíos ambientales

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RESUMEN

Costa Rica recibe un 55.5 de calificación en el Índice de Desempeño Ambiental 2024. Un llamado de atención a áreas otras que los bosques. Lenin Corrales del CATIE nos da luz de la situación ambiental actual.

Fuente: Lenin Corrales Cháves – Investigador del CATIE

Nuestros desafíos ambientales

El Índice de Desempeño Ambiental 2024 salió y nos recuerda que queda mucho por hacer en Costa Rica.

Lo bueno:

72.3 de 100 en Gestión de Bosques.
62.3 de 100 en Vitalidad del Ecosistema.

Pero fallamos en áreas clave:

57.0 de 100 en Agricultura.
46.9 de 100 en Calidad de Aire.
46.3 de 100 en Política Climática.
38.7 de 100 en Recursos Hídricos.
36.7 de 100 en Pesquería.
31.2 de 100 en Gestión de Residuos.

Recibimos una calificación de 55.5 de 100 colocándonos en el puesto #3 de Latinoamérica pero el puesto #39 del mundo.

Un ambiente saludable significa trabajos sustentables, una vida saludable y seguridad alimentaria.

Debemos mejorar nuestras políticas ambientales para enfocar bien los recursos, basándonos en la ciencia, la técnica y los datos, con una visión a largo plazo.

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Ambiente

Diseñando el Mañana: Prospectiva, Talento, Naturaleza y Negocio

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Tiempo de lectura: 5 min

RESUMEN

En condiciones cada vez más cambiantes y difíciles de predecir, hay cuatro áreas que una sociedad debe considerar para navegar ese entorno y a la vez, enrumbarse a ese futuro, que nos acerque a lo que imaginamos como el mejor posible. Concretamente, aquí nos referimos a ellas.

Existen cuatro áreas del quehacer humano en las que es prioritario redoblar esfuerzos para navegar un entorno como el actual: volátil, incierto, complejo y ambiguo.  Estás áreas nos permiten ser más hábiles creando capacidades individuales y colectivas para adaptarnos con agilidad.

Cultivar destrezas de prospección

No hay una sola ni simple solución para ninguno de los más apremiantes conflictos globales. A pesar de ellos y de cómo y cuánto nos afectan a nivel local, debemos seguir viviendo o sobreviviendo, mientras continuamos produciendo y vendiendo en el mercado.

“No podremos salir de ninguno de esos escenarios de conflicto pensando como lo hacíamos cuando caímos en ellos”, parafraseando a Einstein. 

Una manera de salir de ese degradante círculo vicioso de estancamiento es utilizar herramientas y metodologías que nos ayuden a escuchar las leves señales del futuro que ya se perciben hoy en día. Al proyectar las señales en el tiempo, empiezan a dibujarse escenarios deseables e indeseables que nos ayudan a aspirar o a evitar algunos de ellos, según corresponda. 

El futuro no es un destino que ya está escrito; es un escenario al que llegamos por diseño. Este día que el planeta entero vivirá hoy es el resultado de las decisiones individuales y colectivas que se tomaron en el pasado. Diseñar es decidir. De la misma forma como Costa Rica ha sido diseñada como país para ser lo que es hoy, también lo han sido otros países en los que no querría criar a mis hijas. 

Aquí somos cinco millones de tomadores de decisión para diseñar el mañana. Lo más efectivo sería tener alguna noción de hacia dónde querríamos ir y hacia dónde no. 

Impactar el futuro es aún mayor desde la política pública, sobre todo si se tiene claridad de visión y se comunica de manera efectiva. Eso es gobernar. Cuando falte gobierno, “verás a tu pueblo, valiente y viril, la tosca herramienta en arma trocar”. En ese escenario, proponemos que sean armas de mira telescópica con suficiente potencia como para ver muy lejos y dibujar con crayones multicolores la mejor versión de Costa Rica que podamos anhelar. 

Enfocarse en el desarrollo del talento

Nuestro sistema de educación pública ha sufrido pocas reformas sustanciales desde 1869. Fue diseñado para que todo ciudadano supiera lo básico – lectoescritura y matemáticas – para ser mejores trabajadores en un mercado de épocas ya pasadas. La formación del siglo XXI requiere de una educación diferenciada para el ejercicio más efectivo de la ciudadanía. 

¿Es la lectoescritura o es la matemática? ¿Es el método científico o son los idiomas? ¿Es la alfabetización digital o la bioalfabetización? Si tuviera que apostar – y es una apuesta viva y de alto riesgo que realizo por mi papel activo de padre de niñas escolares – apostaría porque cada aprendiente incorpore – esto es, que internalice dentro de su cuerpo, mente y espíritu – el poder y la responsabilidad de desarrollar su propio talento de manera eficaz, o sea, cultivando su presencia, su bienestar y su propósito. 

Queremos adultos jóvenes que hayan superado, o que nunca hubieran enfrentado, la profunda crisis de significado en la que se encuentra la humanidad. ¿Qué significamos para otras personas?: es una pregunta que se ha visto desvirtuada de manera radical y profunda en esta era digital de redes sociales, donde lo que vemos publicado es la imagen del mejor momento del día o del mejor día de la semana de los demás. Así, cualquiera se siente inservible.

Nuestro sentido de ser, nuestra relevancia para los demás, nuestro papel en la comunidad y qué hacer respecto a nuestro talento, son parte de esa crisis, evitable si se robusteciera el ser de cada persona en su autoestima, autocuido y autoamor. 

La naturaleza.

Es evidente que la degradación ambiental nos está matando, extinguiendo cada año miles de especies de la red de vida que nos sostiene. Países como Costa Rica han logrado mitigar – o al menos maquillar o disimular – esta crisis, reforestando bosques y regenerando biodiversidad los últimos 50 años. Para muchas personas, en especial quienes se encuentran en puestos de liderazgo público y privado, no termina de quedar claro que la biósfera ha existido sin humanidad a lo largo de miles de millones de años y que, a la vez, no podría haber humanidad sin biósfera, por más que Elon Musk se empeñe en colonizar Marte. 

Para garantizar la viabilidad pacífica en comunidad de toda la nación costarricense por los próximos 50 años, debemos prestar aguda atención al tema del agua, preservarla como recurso natural vital, como derecho humano fundamental y como factor económico de alto valor. Las oscilaciones de patrones de lluvias por cambio climático, la contaminación y el consumo desconsiderado nos pueden poner muy rápido en escenarios de conflicto que hoy no podríamos ni imaginar, como la necesidad de reubicar comunidades enteras por recurso hídrico contaminado o agotamiento de mantos acuíferos. 

Además, debemos priorizar la descarbonización como parte de la inversión que este país debe continuar realizando para seguir siendo singular y de vanguardia, y continuar siendo esa “Rica Costa de Vida Pura” que alberga tantas formas de vida.

Este país ha sido recién designado como el mejor destino del mundo para retirarse. Eso no es azaroso ni por chiripa, sino por diseño, o sea, por buena gobernanza. 

El negocio, que va más allá de la economía.

Se refiere a cómo nos vamos a ganar la vida de manera individual y colectiva monetizando el valor que creamos desde nuestro talento, combinado con nuestra cultura, en cada una de las regiones y ecosistemas del país. De eso trata la economía naranja concebida por los holandeses, contabilizando el valor económico resultante de la combinación del talento individual y de la cultura local. 

En un país como Costa Rica, que se ha consolidado en la postpandemia como un polo de atracción de talento, de pronto nos toca la puerta una nueva oportunidad de liderar una industria de altísimo potencial productivo, con una alta vocación de distribución de la riqueza y con la posibilidad de exportar el valor que podría crearse. En esta economía del talento, con las herramientas digitales que tenemos a mano y las condiciones políticas, naturales y comerciales que ofrece nuestro país, podríamos, a la vuelta de unos pocos años, alcanzar el esplendor cultural, ambiental y socioeconómico al que todos aspiramos. 

Pongámonos en marcha, pues este es el futuro del país que imaginamos y que diseñamos según lo que resultó posible entre quienes lo forjamos. Hoy tenemos una nueva oportunidad para co-crear una versión mejorada, que va mucho más allá de la alcaldía o de la diputación, del gobierno de turno o de los medios de prensa. Esa versión mejorada está alojada en nuestra humanidad compartida. Ojalá la descubramos pronto y la saquemos a la luz. 


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

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