La vigencia del Día de la Democracia

La celebración cívica anual del 7 de noviembre nos recuerda que la reafirmación de la democracia es un logro del pueblo costarricense, cuya consolidación desde 1821 no ha sido fácil.

Durante un largo camino se transitó políticamente con la presencia de un ejército, que en algunas ocasiones incluso permitió quitar, a través de un golpe de estado, al gobernante de turno, para imponer otro a su gusto y complacencia. Nada más alejado de la democracia.

El año 1889 marcaría una página histórica para este país, pues efectuadas las elecciones, en las que participaron los candidatos José Joaquín Rodríguez Zeledón del partido Constitucional Democrático y Ascensión Esquivel Ibarra, del Partido Liberal Progresista, apoyado por el gobierno de turno de Bernardo Soto Alfaro, se daría un acontecimiento no esperado.

Muy a pesar del amplio margen por el que ganó Rodríguez, el Gobierno se negó a reconocer tal elección. Los seguidores de don José Joaquín intentaron dialogar con el presidente Soto, quien se negaba a ceder y entregar el poder al legítimo ganador.

Fue así como la noche del 7 de noviembre de 1889, siete mil costarricenses salieron a las calles de la capital con palos y machetes, dispuestos a hacer entrar en razón al Gobierno, esta vez por las malas. Ante la abierta presión del pueblo, dirigidos por líderes como Rafael Iglesias Castro, el Gobierno dispuso nombrar una Comisión de Notables para hacer respetar la voluntad popular y por temor de que se complicara la situación.

Esa misma noche se integra la Junta de Notables, diez en total, para defender el respeto a la voluntad de la mayoría. Así se impuso el diálogo ante la posibilidad de derramar sangre de hermanos costarricenses.

Se definió conformar un gobierno de transición y a los seis meses asumió el gobierno elegido por mayoría en las urnas. La democracia, a partir de entonces, se perfila con mayor acento en el país, pues la voluntad popular, expresada en las elecciones, por primera vez en la historia, fue defendida con una multitudinaria manifestación popular.

Fue en 1942, mediante la ley número 18, que el Gobierno de Calderón Guardia estableció la celebración del Día de la Democracia y en 1989, en la administración Arias Sánchez, se celebró el Centenario de la Democracia Costarricense, con la inauguración de la Plaza de la Democracia.

El respeto al sistema democrático es un valor esencial que se debe enseñar en escuelas y colegios, porque el término actualmente es utilizado de forma equivocada por grupos que distan mucho de ser de raíz democrática. Ese peligro amenaza a la verdadera democracia y la escala de valores tan venida a menos en las últimas décadas.

La democracia, que se fundamenta en el respeto a la libertad del costarricense, que se basa en la convivencia pacífica y el desarrollo, debe ser un pilar fundamental que debemos defender ante cualquier amenaza de parte de políticos ambiciosos y grupos criminales que amenazan la herencia de aquellos que supieron defender la voluntad popular en aquel momento histórico, aun a costa de arriesgar sus propias vidas.