Política

Crisis de especialistas en la CCSS: un desafío ineludible para los candidatos

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RESUMEN

La escasez de médicos especialistas en la CCSS ha profundizado la crisis hospitalaria y las listas de espera interminables. Este problema no es de presupuesto, sino de un modelo rígido y estatista que prioriza la burocracia sobre el paciente. Para garantizar una atención oportuna y de calidad, se requieren cambios estructurales y, sobre todo, voluntad política para ejecutarlos.


En Costa Rica, la crisis del sistema de salud es una realidad que golpea a miles de personas cada día. La escasez de médicos especialistas en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) ha llegado a niveles alarmantes: listas de espera interminables, hospitales sin capacidad para atender cirugías urgentes o enormes centros médicos (como el recién inaugurado Hospital de Puntarenas) sin especialistas. Pacientes sin acceso a la atención que necesitan y un personal médico agotado y en algunos casos mal pagado, que renuncia en busca de mejores oportunidades.

Mientras tanto, con la campaña electoral en marcha, los candidatos deben priorizar este tema en sus agendas. Se promete más inversión, más infraestructura, más gestión eficiente, pero nadie parece dispuesto a cuestionar lo que realmente necesita cambio: un modelo de salud estatista que pone a la institución por encima de los individuos.

Un problema anunciado, una crisis predecible

La falta de médicos especialistas no es nueva ni ha surgido de la nada. Durante años, las señales de alerta estuvieron ahí:

  • Listas de espera crecientes para citas y cirugías.
  • Quirófanos cerrados por falta de anestesiólogos.
  • Especialidades críticas con menos de diez cupos de formación al año.
  • Médicos renunciando a la CCSS para irse al sector privado o al extranjero, sin consecuencia alguna.

El problema no es que Costa Rica no tenga médicos capacitados, sino que la CCSS no ha formado suficientes especialistas y no ha sabido retener a los que ya tenía.

Esto ha ocurrido porque el sistema ha priorizado la estabilidad de la institución sobre la calidad del servicio. Se protege el modelo, aunque no funcione. Se mantiene el control centralizado, aunque sea ineficiente. Se bloquea la participación del sector privado, aunque podría ser parte de la solución. En este modelo, el individuo queda en segundo plano

El paciente no es la prioridad; la prioridad es la burocracia, el reglamento, el control estatal.

Y el resultado es un sistema de salud donde los enfermos esperan años para ser atendidos, donde los médicos se sienten asfixiados y donde las soluciones reales nunca llegan porque implicarían cambios profundos en la forma en que entendemos la seguridad social.

Las causas del problema: lo que nadie quiso corregir

La raíz de esta crisis se puede resumir en tres factores principales:

  1. Formación insuficiente de especialistas. Cada año, miles de médicos generales intentan especializarse, pero la oferta de plazas es mínima. Solo el 10-11 % logra ingresar a un programa de especialidad, dejando al país con un déficit crónico de especialistas. Esta limitación responde a un modelo cerrado, donde la CCSS y las universidades públicas controlan la formación de especialistas, en lugar de abrir más espacios a la educación privada o fomentar modelos de cooperación público-privada.
  2. Condiciones laborales poco atractivas. El salario global impuesto recientemente ha generado una distorsión en la remuneración de los médicos especialistas, haciendo que muchos prefieran el sector privado. A esto se suman jornadas extenuantes, hospitales sin el equipo ni los insumos necesarios, y un sistema que penaliza la excelencia y premia la antigüedad en lugar del mérito.
  3. Fuga de talento. Ante mejores condiciones en el extranjero o en clínicas privadas, muchos especialistas optan por irse. El Estado invierte en su formación, pero no les ofrece incentivos suficientes para quedarse en la CCSS, ni tampoco les aplica multas que compensen su salida con base en la inversión realizada. Y cuando la institución no puede contratar suficientes médicos, en lugar de buscar soluciones dinámicas, prefiere declarar inopia y culpar al sistema educativo.

Más Estado no es la solución

Cada vez que se plantea la crisis de la CCSS, la respuesta estándar de los políticos es “más inversión en salud”

Pero invertir más en un sistema ineficiente no lo hace menos ineficiente. La crisis de los especialistas no es un problema de presupuesto, es un problema de modelo.

Costa Rica ha basado su sistema de salud en la idea de que solo el Estado puede garantizar servicios de calidad, que la CCSS debe centralizar todo y que cualquier apertura al sector privado es una amenaza. Este dogma ha impedido buscar soluciones flexibles y eficientes, apostando por una estructura rígida que ya no responde a las necesidades de la población.

El problema con esta mentalidad es que prioriza a la institución sobre el individuo. La CCSS no fue creada para ser una entidad intocable, sino para servir a las personas. Si el sistema público ya no puede garantizar atención oportuna y de calidad, entonces debe cambiar. Y si la única forma de lograrlo es permitiendo más participación del sector privado, entonces eso es lo que hay que hacer.

El estatismo nos ha llevado a una dependencia irracional de la CCSS, incluso cuando esta no puede cumplir con su misión. La realidad es clara: si la seguridad social costarricense quiere sobrevivir, debe evolucionar.

El sistema no es gratuito. Sáquense esa idea de la cabeza. Nos cuesta a todos, y nos cuesta mucho.

Si seguimos apostando por la sobredependencia estatal y descartamos cualquier solución que implique una apertura o modernización del modelo, seguiremos viendo médicos renunciando, pacientes esperando y políticos prometiendo sin resolver nada.

Las soluciones existen, pero requieren voluntad política

Este no es un problema sin solución. Se puede resolver, pero requiere decisiones firmes y una estrategia clara. Algunas de las medidas clave incluyen:

  • Ampliar los cupos de especialización, permitiendo que más médicos accedan a programas de residencia y asegurando que las especialidades críticas tengan suficiente personal.
  • Hacer más competitiva la CCSS, con salarios justos, mejores condiciones laborales y oportunidades de crecimiento profesional, disminuyendo el personal administrativo mediante la modernización de procesos y el empleo de herramientas de IA.
  • Incentivar el arraigo en zonas rurales, ofreciendo bonos salariales, vivienda y facilidades para quienes elijan trabajar fuera de la GAM.
  • Acelerar la contratación de especialistas extranjeros, eliminando trabas burocráticas sin sacrificar la calidad del servicio.
  • Fortalecer la telemedicina y la cooperación con el sector privado, para redistribuir la carga de trabajo y atender con mayor rapidez los casos urgentes. (Aquí, el acceso a 5G juega un papel clave).
  • Permitir que el sector privado complemente al sistema público, en lugar de verlo como un enemigo.

¿Dónde están las propuestas de los candidatos?

Este es un problema real, urgente y que afecta la calidad de vida de las personas. Un país que no puede garantizar atención médica oportuna está fallándole a sus ciudadanos

Si los candidatos quieren demostrar que tienen una visión de futuro, deben presentar soluciones concretas y viables para la crisis de la CCSS, el modelo de seguridad social, la administración hospitalaria y el manejo de pensiones, en lugar de ofrecer promesas vacías. Pero esto no va solo de los políticos.

Como ciudadanos, debemos dejar de idealizar un modelo de salud que ya no responde a nuestra realidad

La CCSS fue, y sigue siendo, un pilar de la seguridad social costarricense, pero eso no significa que no deba cambiar. La atención médica no puede ser un privilegio que se obtiene después de meses o años en una lista de espera. Debe ser un derecho garantizado en tiempo y forma, y eso solo será posible si se antepone el bienestar del individuo a la rigidez del sistema.

La salud no puede esperar. Es momento de que quienes aspiran a gobernar hablen claro y propongan soluciones reales

La pregunta es sencilla: ¿qué van a hacer para que en Costa Rica la gente deje de morir esperando una cita con un especialista? Quienes quieran dirigir el país deben tener una respuesta. Y los votantes deben exigirla.


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

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