fbpx
Conéctese con nosotros

¿Cómo te gustaría apoyarnos?

Imagen 1

Voluntario

Imagen 2

Autor

Imagen 3

Patrocinador

Imagen 4

Cliente

Imagen 5

Seguidor

Imagen 6

Analista

Juntos Nivelamos la Cancha

Ambiente

Un modelo de desarrollo para la biosfera

Avatar photo

Publicado

el

Tiempo de lectura: 4 min

RESUMEN

Día con día el ser humano celebra lo que considera sus mayores éxitos: aumento en la expectativa de vida, avances en la medicina en general, aumento de la capacidad productiva e innovación tecnológica, entre otros. Pero… ¿a qué costo? Los datos demuestran que estamos consumiendo los recursos naturales a una tasa mayor a la capacidad de la naturaleza de restaurar lo consumido. Se requiere un nuevo modelo de desarrollo que priorice la restauración del capital natural para luego generar el deseado progreso y bienestar humano.

Existe una marcada paradoja entre lo que concebimos como desarrollo y la huella que esa dinámica provoca en el ecosistema natural planetario.

Consideramos como éxitos humanos la expansión demográfica, la extensión de la expectativa de vida, los avances de la medicina, la capacidad de producción de alimentos, la habilidad de intercambiar bienes y servicios, y la exponencial invención tecnológica, para mencionar algunos.

Mientras tanto, hemos emitido en conjunto más de 30.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono, hemos deforestado más de cuatro millones de hectáreas de bosque, hemos perdido más de seis millones de hectáreas de suelos por erosión, han aumentado en más de diez millones de hectáreas los desiertos del planeta, y hemos vertido casi nueve millones de toneladas de químicos tóxicos a la naturaleza. Estos datos son sólo para el año 2023[1], y cada año que ha transcurrido del presente siglo las estadísticas anuales han sido bastante similares. De manera colectiva, nos comportamos como si odiáramos la Tierra.

Hemos creído, por décadas, que el desarrollo sostenible consiste en encontrar un balance entre la economía, la sociedad y la naturaleza. A simple vista, estamos muy lejos de esa línea neutra de impacto ambiental que denominamos sostenibilidad. En la actualidad consumimos una cantidad de recursos naturales equivalente a 1.66 planetas Tierra cada año[2]. Quiere decir que estamos consumiendo recursos a una tasa mucho mayor a la biocapacidad planetaria, esto es, la vocación de la naturaleza de restaurar lo consumido. Si fuera una cuenta bancaria, podría decirse que estamos consumiendo los intereses y también una parte importante del principal cada año. Cualquier persona con conocimientos básicos en contabilidad, banca, finanzas o economía percibiría que, de continuar esa tendencia, los recursos se agotarán de manera irreparable.

Necesitamos un cambio de modelo económico con carácter de urgencia. La economía global se refiere a todos los intercambios de bienes y servicios con y sin fines de lucro que suceden entre seres humanos cada día en el mundo. Es importante subrayar que la economía depende de la humanidad para que funcione. También quiere decir que el ser humano fue quien la creó y es quien puede rediseñarla.

Por otro lado, la civilización cuenta con inmensa diversidad cultural e ideológica, la vocación plena de definir su propósito individual y colectivo, y también de libertad absoluta para dar rienda suelta a su espíritu emprendedor y practicar, inventar, crear y construir cualquier aptitud o emprendimiento que desee.

Por último – o quizás primero – está la biósfera, que son todas las especies que conforman la red de vida. Esta red comenzó a formarse hace unos 4,500 millones de años en la Tierra, gracias a la interacción entre el sol y la luna, el mar y las mareas, la tierra y el fuego. Para decir lo obvio, existe planeta Tierra sin biósfera pero no existe biósfera sin planeta Tierra. Del mismo modo, existe biósfera sin humanidad pero no existe humanidad sin biósfera.

El paradigma en el que vivimos en la actualidad mide, espera y celebra, mes con mes, que el valor monetario de la economía crezca, mientras que ve aumentar el sufrimiento de la civilización, y a la biósfera colapsar ante nuestros ojos en un planeta cada vez menos vivible.

El nuevo modelo de desarrollo que se requiere a escala global es uno que priorice la restauración del capital natural. Luego, que busque aumentar el progreso y el bienestar de la humanidad. Finalmente, que sea capaz de diseñar un nuevo modelo de negocio que monetice la creación de nuevo valor real para el bienestar de toda la biósfera.

Aunque en la teoría luce llamativo, parece fantasía concebir un modelo así en la práctica. Lo cierto es que, para quienes somos costarricenses, este es el modelo bajo el que nuestro país se ha desarrollado por más de 50 años. Grandes esfuerzos se han hecho para erradicar la deforestación, conservar vastas extensiones de mar y tierra en zonas protegidas y parques nacionales a perpetuidad, crear incentivos económicos para estimular la reforestación y consecuente regeneración de ecosistemas y biodiversidad, y diseñar industrias enteras basadas y orientadas hacia la naturaleza como lo es el turismo.

La nación costarricense, que conoce bien este modelo, está llamada a alzar la voz a nivel mundial sobre el modelo de desarrollo que restaura la viabilidad en la Tierra. Además, cada persona ciudadana de este país está convocada a estudiar a fondo el modelo, identificar áreas por mejorar y emprender ideas, propuestas, proyectos e iniciativas para robustecerlo. El propósito colectivo no es el de continuar sosteniendo la marca de país verde, sostenible y amigable con la naturaleza que ya tenemos. Esa es una consecuencia de nuestro actuar. Más bien, el propósito es llegar a ser un rincón del planeta donde todas las formas de vida sean bienvenidas y puedan habitar y desarrollarse dentro de los límites planetarios de la naturaleza para siempre.


[1] https://www.worldometers.info/

[2] https://www.footprintnetwork.org/resources/footprint-scenario-tool/


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

Abogado de la UCR con maestrías en Paz y transformación de conflictos de la Universidad de Tromsø, Noruega, y en Gerencia de políticas públicas de la Universidad Carnegie Mellon. Abrió la primera oficina comercial de Costa Rica en Asia cuando el país estableció su relación diplomática con China. Luego fue embajador en Japón y también ante la Organización Mundial del Comercio en Ginebra, Suiza. Es socio del bufete Tactic Estudio Legal.

Continuar leyendo
Haga clic para comentar

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ambiente

La minería responsable: clave para la transición energética y el desarrollo sostenible

Avatar photo

Publicado

el

Tiempo de lectura: 4 min

RESUMEN

Hoy, diversas entidades financieras mundiales subrayan la importancia de una minería responsable para lograr la transición energética y combatir así el cambio climático. Lo anterior no ha sucedido en el caso Crucitas. Por tanto, la tarea del país, antes de hablar de cómo aprovechar los recursos producto de la minería, es gestionar un verdadero control territorial en la zona en cuestión, realizar un diagnóstico ambiental y formular estándares de minería sostenibles para evitar más impactos negativos y promover beneficios económicos y sociales.

En el marco de la transición energética global y la lucha contra el cambio climático, el Banco Mundial ha destacado la importancia de una minería responsable con el clima. La transición de fuentes fósiles a energías renovables, como paneles solares, turbinas eólicas y baterías, requiere cantidades significativas de metales y minerales. Según estimaciones del Banco Mundial, para alcanzar las metas del Acuerdo de París, se necesitarán producir más minerales en los próximos 30 años que lo extraído en los últimos 100 años.

Aunque la minería no es una actividad sostenible por definición, debido a su naturaleza extractiva de recursos no renovables, es fundamental para el desarrollo sostenible.

Por esta razón, el Banco Mundial y otros organismos multilaterales han impulsado protocolos de minería responsable, enfocados en promover buenas prácticas para minimizar el impacto ambiental, especialmente en bosques tropicales.

En Costa Rica, el caso de Crucitas ejemplifica la complejidad de gestionar la minería en áreas ambientalmente sensibles. Si decidimos aventurarnos en ese camino, debemos cumplir los siguientes pasos:

  • Que las autoridades tomen control total y permanente de la zona, evitando la entrada de mineros ilegales. Este aspecto resulta crucial, pues sin este control, cualquier legislación o iniciativa será ineficaz.
  • Realizar un diagnóstico ambiental de la zona. La minería ilegal en Crucitas ha causado daños significativos a los acuíferos, suelos y bosques, sin controles ni mediciones adecuadas. La regularización y monitoreo de una mina legal habrían mitigado estos impactos. Es importante señalar que todos los daños al bosque, a los acuíferos y a la sociedad ya se han producido debido a la actividad ilegal, y no existen informes técnicos o mediciones precisas sobre el alcance real de esos impactos.
  • Permitir la actividad minera bajo nuevos estándares que aseguren una minería más amigable con los bosques y compatible con la lucha contra el cambio climático. Esta reactivación debe buscar el mayor retorno económico para el país y, al mismo tiempo, minimizar los daños ambientales.

No seguirlo, o hacerlo a medias, impediría que una empresa seria siquiera considere instalarse en Costa Rica, sin importar si se reforma la legislación existente para permitir nuevamente la minería a cielo abierto.

Impacto social de la minería legal

La minería legal no solo tiene implicaciones ambientales, sino también sociales y económicas. Cuando se regula adecuadamente, una mina puede generar empleo formal, reducir la pobreza y fomentar el desarrollo local. A su vez, incorpora prácticas de seguridad laboral y salud, protegiendo a los trabajadores de condiciones peligrosas. También favorece a la economía local a través de impuestos y otras contribuciones, que pueden utilizarse para financiar infraestructura y servicios públicos esenciales.

En cambio, el oro extraído ilegalmente solo se puede vender en el mercado negro, perpetuando un ciclo de criminalidad y problemas sociales, sin que el Estado y la comunidad reciban rédito alguno. 

La minería ilegal, al no estar sujeta a controles, fomenta actividades delictivas como el tráfico de personas, armas y drogas.

Cabe destacar que es imposible hacer aseveraciones precisas sobre cómo estaríamos con la instalación de la empresa Infinito Gold, ya que la actividad actual es ilegal y no existen mediciones, ni informes técnicos que permitan una comparación. Lo que sí es una realidad es que todos los temores sobre los impactos ambientales en Crucitas ya se han materializado debido a la minería ilegal.

Los opositores a la minería en Crucitas prometieron “alternativas sostenibles” como fábricas de queso y proyectos de turismo rural, pero hasta la fecha, no han elaborado ni siquiera un estudio que demuestre su viabilidad. De nada sirve ondear la bandera del desarrollo sostenible si olvidamos que dos de los tres componentes de la sostenibilidad son el bienestar social y el económico.

En resumen, podemos debatir los méritos de volver a permitir la minería a cielo abierto en Costa Rica, pero debemos hacerlo desde el entendimiento de que es una actividad esencial para el futuro de la humanidad. Podemos cegarnos ante esta realidad o podemos buscar maneras de involucrarnos en la cadena de valor global de manera responsable, incluyendo la investigación, el desarrollo tecnológico, el reciclaje y otras prácticas innovadoras

Restablecer el control territorial en Crucitas y detener la minería ilegal son pasos fundamentales para poder abordar seriamente la discusión. Ignorar esta realidad solo perpetuará los problemas sociales y ambientales asociados a la minería ilegal que ya padecemos y están provocando el caos en la zona.


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

Continuar leyendo

Ambiente

Nuestros desafíos ambientales

Avatar photo

Publicado

el

Tiempo de lectura: < 1 min

RESUMEN

Costa Rica recibe un 55.5 de calificación en el Índice de Desempeño Ambiental 2024. Un llamado de atención a áreas otras que los bosques. Lenin Corrales del CATIE nos da luz de la situación ambiental actual.

Fuente: Lenin Corrales Cháves – Investigador del CATIE

Nuestros desafíos ambientales

El Índice de Desempeño Ambiental 2024 salió y nos recuerda que queda mucho por hacer en Costa Rica.

Lo bueno:

72.3 de 100 en Gestión de Bosques.
62.3 de 100 en Vitalidad del Ecosistema.

Pero fallamos en áreas clave:

57.0 de 100 en Agricultura.
46.9 de 100 en Calidad de Aire.
46.3 de 100 en Política Climática.
38.7 de 100 en Recursos Hídricos.
36.7 de 100 en Pesquería.
31.2 de 100 en Gestión de Residuos.

Recibimos una calificación de 55.5 de 100 colocándonos en el puesto #3 de Latinoamérica pero el puesto #39 del mundo.

Un ambiente saludable significa trabajos sustentables, una vida saludable y seguridad alimentaria.

Debemos mejorar nuestras políticas ambientales para enfocar bien los recursos, basándonos en la ciencia, la técnica y los datos, con una visión a largo plazo.

Continuar leyendo

Ambiente

Diseñando el Mañana: Prospectiva, Talento, Naturaleza y Negocio

Avatar photo

Publicado

el

Tiempo de lectura: 5 min

RESUMEN

En condiciones cada vez más cambiantes y difíciles de predecir, hay cuatro áreas que una sociedad debe considerar para navegar ese entorno y a la vez, enrumbarse a ese futuro, que nos acerque a lo que imaginamos como el mejor posible. Concretamente, aquí nos referimos a ellas.

Existen cuatro áreas del quehacer humano en las que es prioritario redoblar esfuerzos para navegar un entorno como el actual: volátil, incierto, complejo y ambiguo.  Estás áreas nos permiten ser más hábiles creando capacidades individuales y colectivas para adaptarnos con agilidad.

Cultivar destrezas de prospección

No hay una sola ni simple solución para ninguno de los más apremiantes conflictos globales. A pesar de ellos y de cómo y cuánto nos afectan a nivel local, debemos seguir viviendo o sobreviviendo, mientras continuamos produciendo y vendiendo en el mercado.

“No podremos salir de ninguno de esos escenarios de conflicto pensando como lo hacíamos cuando caímos en ellos”, parafraseando a Einstein. 

Una manera de salir de ese degradante círculo vicioso de estancamiento es utilizar herramientas y metodologías que nos ayuden a escuchar las leves señales del futuro que ya se perciben hoy en día. Al proyectar las señales en el tiempo, empiezan a dibujarse escenarios deseables e indeseables que nos ayudan a aspirar o a evitar algunos de ellos, según corresponda. 

El futuro no es un destino que ya está escrito; es un escenario al que llegamos por diseño. Este día que el planeta entero vivirá hoy es el resultado de las decisiones individuales y colectivas que se tomaron en el pasado. Diseñar es decidir. De la misma forma como Costa Rica ha sido diseñada como país para ser lo que es hoy, también lo han sido otros países en los que no querría criar a mis hijas. 

Aquí somos cinco millones de tomadores de decisión para diseñar el mañana. Lo más efectivo sería tener alguna noción de hacia dónde querríamos ir y hacia dónde no. 

Impactar el futuro es aún mayor desde la política pública, sobre todo si se tiene claridad de visión y se comunica de manera efectiva. Eso es gobernar. Cuando falte gobierno, “verás a tu pueblo, valiente y viril, la tosca herramienta en arma trocar”. En ese escenario, proponemos que sean armas de mira telescópica con suficiente potencia como para ver muy lejos y dibujar con crayones multicolores la mejor versión de Costa Rica que podamos anhelar. 

Enfocarse en el desarrollo del talento

Nuestro sistema de educación pública ha sufrido pocas reformas sustanciales desde 1869. Fue diseñado para que todo ciudadano supiera lo básico – lectoescritura y matemáticas – para ser mejores trabajadores en un mercado de épocas ya pasadas. La formación del siglo XXI requiere de una educación diferenciada para el ejercicio más efectivo de la ciudadanía. 

¿Es la lectoescritura o es la matemática? ¿Es el método científico o son los idiomas? ¿Es la alfabetización digital o la bioalfabetización? Si tuviera que apostar – y es una apuesta viva y de alto riesgo que realizo por mi papel activo de padre de niñas escolares – apostaría porque cada aprendiente incorpore – esto es, que internalice dentro de su cuerpo, mente y espíritu – el poder y la responsabilidad de desarrollar su propio talento de manera eficaz, o sea, cultivando su presencia, su bienestar y su propósito. 

Queremos adultos jóvenes que hayan superado, o que nunca hubieran enfrentado, la profunda crisis de significado en la que se encuentra la humanidad. ¿Qué significamos para otras personas?: es una pregunta que se ha visto desvirtuada de manera radical y profunda en esta era digital de redes sociales, donde lo que vemos publicado es la imagen del mejor momento del día o del mejor día de la semana de los demás. Así, cualquiera se siente inservible.

Nuestro sentido de ser, nuestra relevancia para los demás, nuestro papel en la comunidad y qué hacer respecto a nuestro talento, son parte de esa crisis, evitable si se robusteciera el ser de cada persona en su autoestima, autocuido y autoamor. 

La naturaleza.

Es evidente que la degradación ambiental nos está matando, extinguiendo cada año miles de especies de la red de vida que nos sostiene. Países como Costa Rica han logrado mitigar – o al menos maquillar o disimular – esta crisis, reforestando bosques y regenerando biodiversidad los últimos 50 años. Para muchas personas, en especial quienes se encuentran en puestos de liderazgo público y privado, no termina de quedar claro que la biósfera ha existido sin humanidad a lo largo de miles de millones de años y que, a la vez, no podría haber humanidad sin biósfera, por más que Elon Musk se empeñe en colonizar Marte. 

Para garantizar la viabilidad pacífica en comunidad de toda la nación costarricense por los próximos 50 años, debemos prestar aguda atención al tema del agua, preservarla como recurso natural vital, como derecho humano fundamental y como factor económico de alto valor. Las oscilaciones de patrones de lluvias por cambio climático, la contaminación y el consumo desconsiderado nos pueden poner muy rápido en escenarios de conflicto que hoy no podríamos ni imaginar, como la necesidad de reubicar comunidades enteras por recurso hídrico contaminado o agotamiento de mantos acuíferos. 

Además, debemos priorizar la descarbonización como parte de la inversión que este país debe continuar realizando para seguir siendo singular y de vanguardia, y continuar siendo esa “Rica Costa de Vida Pura” que alberga tantas formas de vida.

Este país ha sido recién designado como el mejor destino del mundo para retirarse. Eso no es azaroso ni por chiripa, sino por diseño, o sea, por buena gobernanza. 

El negocio, que va más allá de la economía.

Se refiere a cómo nos vamos a ganar la vida de manera individual y colectiva monetizando el valor que creamos desde nuestro talento, combinado con nuestra cultura, en cada una de las regiones y ecosistemas del país. De eso trata la economía naranja concebida por los holandeses, contabilizando el valor económico resultante de la combinación del talento individual y de la cultura local. 

En un país como Costa Rica, que se ha consolidado en la postpandemia como un polo de atracción de talento, de pronto nos toca la puerta una nueva oportunidad de liderar una industria de altísimo potencial productivo, con una alta vocación de distribución de la riqueza y con la posibilidad de exportar el valor que podría crearse. En esta economía del talento, con las herramientas digitales que tenemos a mano y las condiciones políticas, naturales y comerciales que ofrece nuestro país, podríamos, a la vuelta de unos pocos años, alcanzar el esplendor cultural, ambiental y socioeconómico al que todos aspiramos. 

Pongámonos en marcha, pues este es el futuro del país que imaginamos y que diseñamos según lo que resultó posible entre quienes lo forjamos. Hoy tenemos una nueva oportunidad para co-crear una versión mejorada, que va mucho más allá de la alcaldía o de la diputación, del gobierno de turno o de los medios de prensa. Esa versión mejorada está alojada en nuestra humanidad compartida. Ojalá la descubramos pronto y la saquemos a la luz. 


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

Continuar leyendo

Trending