Economía
Complejidad económica. Un aspecto clave para el desarrollo del país
La Organización de las Naciones Unidas califica a un país como desarrollado cuando este posee ingresos altos, un índice de desarrollo humano elevado y un alto grado de industrialización.
Cabe entonces preguntarse: ¿Por qué no todos los países son desarrollados? A juzgar por sus características, podríamos decir, de modo muy general, que los países desarrollados cuentan con democracias robustas, muestran un uso eficiente de sus factores de producción (tierra, trabajo, capital, tecnología y conocimiento), así como un alto grado de innovación, por lo que sus exportaciones son muy diversas, complejas e incluyen productos de un alto valor agregado.
Con base en lo anterior, es posible reconocer al conocimiento como un motor de desarrollo, sobre todo si tenemos en cuenta que en la mayoría de los países desarrollados el 50 % del PIB proviene de inversiones en productos y servicios de alta tecnología.
¿Cómo se mide el desarrollo de un país? Como bien ha señalado en diversas ocasiones el economista Víctor Umaña Vargas, una forma de lograrlo es a través del índice de complejidad económica (ICE), que permite medir qué tan diversificada es la canasta de exportaciones de un país, según sus conocimientos y capacidades productivas.
Datos del Observatorio de Complejidad Económica del Instituto Tecnológico de Massachusetts, indican que en el 2021, Japón (ICE=2,06) y Suiza (ICE=1,94) ocuparon los dos primeros lugares en este ranking.
En ese mismo año, Costa Rica mostró un ICE de 0,24, posicionándose como la economía 52 de las 131 que participaron en la medición, por lo que la complejidad de nuestra economía se ha venido incrementado en comparación con años anteriores.
¿Qué aspectos favorecen este incremento en nuestro desarrollo? Entre los principales cabe mencionar:
- En las últimas décadas, Costa Rica ha apostado por la atracción de inversión extranjera.
- Es una economía abierta, con apertura comercial, que dejó atrás el modelo de sustitución de importaciones.
- Existe mayor participación en acuerdos comerciales multilaterales, regionales y bilaterales.
Estas condiciones contribuyeron a una profunda transformación productiva, pero ¿es suficiente con esto para lograr el desarrollo?
Si deseamos una mejora sustancial como país, en el ámbito económico y productivo, debemos apostar por un modelo de crecimiento endógeno, en el cual, la investigación y desarrollo juegan un papel clave en el descubrimiento del potencial de sectores productivos que requieren traspasar la barrera tecnológica.
Para promover esto y que dicho giro logre incidir en nuestro desarrollo y crecimiento económico, tenemos como país algunas tareas pendientes. Entre las principales, se destacan:
- Mejoras sustanciales en la participación del país en cadenas globales de valor.
- Mejora educativa, tanto en calidad como en el alcance de la población.
- Mejor y mayor acceso a la Internet.
- Simplificación tributaria.
- Eliminación de trámites.
- Reducción de las barreras de entrada de nuevas empresas.
- Fomento de mercados laborales más flexibles.
- Mejora en la infraestructura.
- Política holística de promoción de inversión y tecnología.
- Desarrollo de clústeres empresariales.
- Inversión para la innovación.
- Asignación de recursos en sectores productivos potenciales estratégicos.
En síntesis, requerimos convertirnos en una nación en la cual, el costo de producción sea menor y el uso de los recursos sea más eficiente y obedezca a decisiones estratégicas que busquen la innovación y el desarrollo tecnológico. Adicionalmente, debemos mejorar nuestra productividad.
Otro aspecto clave para el desarrollo del país, es considerar la complejidad económica por región. Si bien, Costa Rica muestra un ICE de 0,24 aproximadamente, esta no es la realidad para todo el país, ya que como bien sabemos, la GAM está más desarrollada que las zonas costeras, por ejemplo.
Ante este panorama, es preciso definir las capacidades productivas imperantes en las zonas menos desarrolladas del país, para así identificar cuáles empresas de mayor valor agregado y afines a estas capacidades, se podrían instalar en cada una de estas regiones, con el fin de favorecer la empleabilidad, el encadenamiento productivo y también la producción de bienes con mayor valor agregado que dinamicen estas economías locales.
En esta labor, se debe integrar a todas aquellas instituciones estatales ya existentes cuyo norte sea la atracción de inversión extranjera (para la creación de clústeres empresariales que faciliten la transferencia tecnológica), la búsqueda de oportunidades para la exportación (sobre todo, las que promuevan una mayor diversificación de la canasta exportadora del país y de cada región en general), la capacitación (para la adopción de nuevas tecnologías que permitan incrementar la productividad y la mejora del perfil de los trabajadores en estas regiones).
Asimismo, las municipalidades podrían jugar un papel crucial en el mapeo de las capacidades productivas locales y en conjunto con otras instituciones como el MOPT, desarrollar la infraestructura necesaria. Esto sin dejar de lado, el aporte de todas aquellas instituciones involucradas en la certificación de procesos productivos (por ejemplo, la agricultura orgánica, entre muchas otras), que procuren un mayor valor agregado a los productos.
Debemos dejar de postergar las soluciones que el país requiere. No podemos solo seguir haciendo las cosas de la misma manera. Costa Rica requiere mejorar su perfil productivo y su canasta exportadora con la mayor brevedad posible, si desea competir por más y mejores oportunidades de desarrollo para todos.