Opinión
Costa Rica: Economía del bienestar
Costa Rica se ha caracterizado por más de un siglo como un país de bienestar. Hoy vemos grandes logros del pasado que benefician a una inmensa mayoría de la población cada día. Al hablar de bienestar nos referimos a la salud, a la cultura, a las oportunidades, al potencial y a la capacidad innovadora que hemos logrado aprovechar para salir adelante como comunidad nacional. Entre otras, nos referimos a la producción de energía, al comercio exterior, a la adopción tecnológica, a la regeneración del capital natural y a la inserción decidida en la economía del conocimiento.
En particular, cuando hablamos de bienestar nos viene a la mente la paz, esa capacidad que hemos tenido de transformar los conflictos comunitarios por medio de la armonía, la empatía y la creatividad en la que hemos vivido por muchas décadas; la salud pública, que nos ha permitido llevar la expectativa de vida al nacer a niveles de país desarrollado; los niveles de cultura, que nos convierten en un país único en el mundo, generando enorme simpatía global y las oportunidades que hemos sabido aprovechar construyendo sobre los logros pasados. Así se construye una nación.
Durante casi 70 años hemos producido electricidad de fuentes limpias y renovables, tales como la hidroelectricidad, la geotermia, la energía eólica y la energía a partir de la biomasa. Dentro de las oportunidades más tangibles que se vislumbran en el horizonte global, la gran revolución de la energía solar está apenas dando sus primeros pasos en Costa Rica, un país que recibe miles de horas al año de luz solar directa. Además, estamos posicionados como uno de los cuatro países en el mundo que, gracias a su matriz eléctrica renovable, puede ser pionero en experimentación, investigación, desarrollo e innovación de fuentes alternativas y limpias de energía tales como el hidrógeno verde, así llamado debido a que la separación de la molécula del agua se realiza a partir de energías limpias.
La historia de Costa Rica en comercio exterior es de las más exitosas del mundo. Por 30 años hemos avanzado sin pausa en la apertura de nuestra frontera comercial, ampliando el acceso a mercados para los productos costarricenses y siendo el país más exitoso en el mundo, atrayendo inversión extranjera directa gracias a los 40 años de excelencia y profesionalismo de calidad mundial de CINDE. Sobre esto, es importante recordar que una empresa que decide instalarse en un país también decide no instalarse en todos los otros que representaban una opción para ella. Quiere decir que, en el ámbito de la competitividad global con respecto a la atracción de inversiones, no existe otro ejemplo como Costa Rica, y así se lo ha reconocido por los últimos cinco años el Centro Internacional del Comercio con sede en Ginebra, Suiza. La gran oportunidad que se presenta ante nosotros en este momento es el continuar importando materia prima y exportando valor agregado, ya no en forma de materiales físicos, sino de información digital que se transforma en nuestro país gracias a la mente de obra laborando en la economía del conocimiento, y se exporta como servicios digitales para consumo en el mercado global a través de internet.
En cuanto a tecnología, justamente la oportunidad que representa para el país la robustez que ha alcanzado en la inserción hacia la economía del conocimiento, nos permite ser líderes también en la economía digital, compuesta de diferentes innovaciones tecnológicas como la ciberseguridad, el blockchain, la computación en la nube y la inteligencia artificial. Estas, combinadas con el talento y el recurso del conocimiento que tiene el talento costarricense, nos permite ser líderes en la producción de servicios digitales para la exportación. Por ello es indispensable que, en lo público y en lo privado, entendamos la importancia de invertir fuerte y rápido en conectividad o, como se le denomina hoy en día, infoestructura, es decir, las carreteras por las que viaja la información que se utiliza como materia prima y también los productos que se venden y exportan al exterior.
Pero quizás el más reconocido de los logros costarricenses globalmente hablando ha sido su capacidad de regenerar el capital natural de su territorio. Hace 50 años la deforestación había devastado muchos de los ecosistemas costarricenses que conocemos hoy. A través de esfuerzos académicos, privados y públicos, se logró crear una ley forestal que creó incentivos para promover la reforestación mediante el mecanismo de pago por servicios ambientales, una innovación de política pública de alcance global que fue hecha en Costa Rica hace 35 años. Unos $1000 millones de dólares se invirtieron en pagarle a pequeños propietarios de tierras para que las dejaran regenerarse. Hoy, esa inversión le representa al país unos $1800 millones al año en servicios ecosistémicos.
Además, esta regeneración de capital natural nos ha permitido convertirnos en un país líder en turismo orientado a la naturaleza, una industria que también surgió en Costa Rica. A partir de aquí, ha permitido la atracción de millones de turistas que visitan nuestro país cada año en busca de experiencias de inmersión intensa en ecosistemas de alta concentración de biodiversidad. Así son todos los bosques del país. También es evidente que ha permitido, después de la pandemia del Covid-19, a miles de personas visitar Costa Rica por periodos prolongados, a otros convertirse en nómadas que llegan al país recurrentemente y a muchos trasladarse como residentes permanentes. Por si fuera poco, el potencial agroindustrial de Costa Rica lo ha convertido en uno de los países exportadores de alimentos más importante del mundo. Siempre habrá mercado para el trabajo agrícola costarricense, pues la humanidad mantendrá la necesidad de alimentarse.
Finalmente, es fundamental reconocer que algunas de las grandes innovaciones y logros públicos, privados y académicos que ha tenido nuestro país podrían no ser suficientes para llevarnos a donde queremos estar dentro de otros 35 años. Este es el momento oportuno para que esta generación de costarricenses que vive y piensa, que está conectada desde el afecto con el futuro de la nación, que cuenta con innumerables recursos tecnológicos, digitales, informativos y financieros, tengamos la posibilidad de avanzar en la dirección de lo que el planeta necesita, de lo que ya hemos hecho bien, de lo que nos encanta hacer, de lo que genera abundantes ingresos y de lo que se nos reconoce mundialmente por medio de esa simpatía que tantísimos millones de personas alrededor del mundo sienten por Costa Rica.