Opinión

El balance de la Vida: Reflexiones a las Puertas de un Nuevo Año

Publicado

el

Tiempo de lectura: 4 min

RESUMEN

El año 2024 ha demostrado cómo los desafíos pueden coexistir con oportunidades, enseñando que el equilibrio es fundamental en la vida. En un contexto de creciente polarización política, se hace imprescindible recuperar el diálogo constructivo, fomentar la empatía y entender que las diferencias ideológicas no deben convertirse en divisiones insalvables. Siempre hay espacio para reflexionar, aprender y construir un futuro más democrático y humano.


Esta es mi última ALA LIBERAL del 2024, un espacio que he utilizado para reflexionar sobre la política del país, el rol del Estado, la competencia económica, la eficiencia y la importancia de la libertad individual. Hoy, sin embargo, voy a permitirme una desviación de la norma para enmarcar estos temas en las vivencias personales que me han forjado en los últimos meses. Un año que, a pesar de haber sido difícil en muchos frentes, ha logrado enseñarme que las pruebas y los retos siempre coexisten con oportunidades de crecimiento, y que el equilibrio es una ley no escrita de la existencia.

He vivido doce meses en los que la vida no ha sido generosa en muchos aspectos. Entre desafíos familiares, el cierre de un ciclo profesional en la Asamblea Legislativa y un divorcio que reconfiguró el mapa emocional de mi familia, podría pensarse que el 2024 quedará grabado en la memoria como uno de los años más complicados de mi adultez. Sin embargo, esa es sólo una cara de la moneda. La vida, en su infinita capacidad de balance, me ha entregado también grandes alegrías: un nuevo rol laboral y un par de nuevas actividades económicas propias; conocer (y reconocer) a personas maravillosas que han expandido mis horizontes personales y profesionales; y el innegable privilegio de ver crecer a mis hijos y de estar a cargo de ellos, aprendiendo en su compañía sobre resiliencia, amor y responsabilidad

Independientemente de cuán oscura parezca la noche, siempre hay luz en el cielo invitándonos a seguir adelante.

En el plano político, este año no ha sido menos intenso. Nuestra sociedad se prepara para iniciar un nuevo año que, además, será escenario de una nueva campaña política. Una campaña que, por lo que se vislumbra, agudizará las tensiones ya existentes. La polarización, un fenómeno que no es exclusivo de nuestro país, cobra fuerza y arraigo, intentando desdibujar las zonas grises en las que usualmente reside la riqueza del debate democrático.

Mientras el país se encamina hacia una contienda electoral, quisiera que nos permitamos la reflexión profunda. Que reconozcamos que las diferencias ideológicas no tienen que ser sinónimo de enemistad ni mucho menos de odio. Que recordemos que detrás de cada postura política hay seres humanos con sus propias historias y todo lo que ellas conllevan. La polarización se alimenta de la falta de empatía y comprensión, de la incapacidad de escuchar antes de responder. Pero no tiene por qué ser así. 

Podemos disentir sin atacarnos, podemos argumentar sin humillar, podemos contradecir sin cancelar. El mero hecho de que el país se vea obligado a debatir los grandes temas nacionales es una oportunidad de aprendizaje colectivo y una ocasión para renovar las bases del diálogo y la democracia.

Pienso ahora en la lección más personal de este año: la vida nos coloca obstáculos y, a la vez, abre puertas insospechadas

En mi caso, los reveses políticos y personales, lejos de someterme, me han obligado a descubrir fortalezas que desconocía. Por ejemplo, la salida de la Asamblea Legislativa me permitió reenfocar mi energía hacia proyectos propios, diversificando así mi presencia en el mundo de las ideas y los negocios. Además, esta pausa institucional me ha devuelto el tiempo con mis hijos, y no puedo describir con palabras lo que significa tener esos pequeños momentos cotidianos de cercanía, complicidad y aprendizaje mutuo.

También el ámbito económico me ha brindado sorpresas agradables. Emprender en nuevos sectores me ha recordado la belleza y dureza de la libertad económica. Toda decisión cuenta, cada error enseña, cada acierto construye.

He vuelto a las bases de la innovación, a identificar necesidades y buscar soluciones, a pensar como emprendedor más que como legislador. No hay mejor escuela que la realidad misma, y pocos terrenos tan fértiles para el crecimiento personal como el emprendimiento en un ambiente competitivo.

Amigos lectores, les agradezco la compañía en este espacio durante todo el año. Escribir estas columnas semanales en Primera Línea Costa Rica ha sido un privilegio.

La vida, decía al inicio, se encarga de dar balance. Si algo he aprendido en estas últimas semanas es a confiar en esa frase más allá del cliché.

El nuevo año llega con una nueva campaña electoral que nos llamará a participar, a disentir y a construir. Llega con el eco de las lecciones personales y colectivas que hemos acumulado, y con la posibilidad de aprovecharlas. Que al encarar el 2025 lo hagamos con el corazón abierto, con la mente alerta y con la confianza de que, al final del día, seguiremos encontrando el equilibrio que hace de la existencia una experiencia tan compleja como maravillosa.


Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la postura oficial de Primera Línea. Nuestro medio se caracteriza por ser independiente y valorar las diversas perspectivas, fomentando la pluralidad de ideas entre nuestros lectores.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Trending

Exit mobile version