Opinión

El FEES: ¿un gasto insostenible?

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En estos días se escucha un eslogan que conlleva una grave equivocación: “defendamos el derecho a la educación”. Sin embargo, hay que preguntarse algo: ¿en verdad la educación es un “derecho”?

Para brindar una respuesta es necesario apagar la hoguera del populismo y la demagogia. También es necesario analizar este tema de manera reposada.

La educación es un bien económico y no un “derecho”. Un bien económico es algo que por su naturaleza es escaso y que satisface una necesidad del hombre.

En consecuencia, la educación es un bien cuya esencia es de naturaleza económica porque los recursos que son necesarios para impartirla (ya sea la básica o la universitaria) son limitados y, por lo tanto, su uso implica un costo de oportunidad.  

¿Quién paga ese costo?

Para que una persona disfrute de una “educación gratuita”, es necesario que alguien pague su costo. Se trata, pues, de un sacrificio impuesto a la fuerza mediante la ley.

Lo anterior significa que las personas obligadas a pagar trabajan, pero no pueden aprovechar una parte del fruto de su esfuerzo. Valga decir, trabajan para que otras personas disfruten de un bien que no pagaron.

Una vez que esto se entiende, el problema de la educación se puede enfocar de manera correcta dado que no estamos ante un problema de “derechos”, sino ante un problema económico.

El FEES es insostenible

Según el último informe sobre la realidad financiera del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) presentado en mayo de 2020 (exp. N.° 21.052), elaborado por una Comisión Especial de la Asamblea Legislativa, más del 70% del FEES debe financiarse con deuda pública. (1)

Desde luego, esa deuda deberá pagarse con mayores impuestos o con más deuda a futuro. Y dado que la mayor parte del FEES se utiliza para costear salarios (2), esto significa que los gastos corrientes de las universidades se pagan con deuda pública.

Otro de los aspectos señalados en dicho informe es que el FEES es “insostenible” porque los salarios que pagan las universidades públicas consumen, en gran medida, una proporción creciente de dicho fondo. Además, esos salarios han crecido en porcentajes mayores que la inflación (3).

A manera de ejemplo el informe señaló que a julio de 2019 existían 3.354 funcionarios de universidades públicas que ganan mensualmente entre dos y cinco millones de colones. (4)

Otra de las conclusiones del informe es que los salarios en las universidades públicas, tienden a ser mucho más elevados que el resto de los salarios del sector público, pese a desempeñar las mismas o similares funciones.

En conclusión, siendo la educación un bien económico, la solución debe ser también de naturaleza económica. Al pagador de impuestos no se le debe pedir que siga financiando un gasto insostenible.

Tampoco se le puede demandar que pague salarios que crecen muy por arriba de la inflación, ni presupuestos que son un cheque en blanco para el exclusivo beneficio de un reducido grupo de empleados en las universidades públicas.

Notas:

(1) Leer el informe aquí p. 107.

(2) Para el caso de la Universidad Nacional se indica que a partir del 2028 todos los recursos de esa universidad se gastarán en salarios, p. 47.

(3) Ibíd. p. 106.

(4) Ibíd. p. 108

1 comentario

  1. Roy Rodríguez A

    agosto 18, 2023 el 11:33 am

    Excelente enfoque una universidad debe ser sostenible y de los estudiantes con profesiones acordes con la realidad y necesidad de desarrollo del país; e incluso la docencia sujeta a una evaluación de desempeño y la misma investigación del Informe del Estado de la Nación y la Educación.

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