Política
El verdadero significado de “socialismo” en las economías nórdicas
El verdadero significado de “socialismo” en las economías nórdicas
A lo largo de los años, se ha dicho y se ha hecho creer, tanto por las facultades educativas como por los discursos trillados de políticos que comulgan con las ideologías de izquierda, que el modelo socialista ha sido el pilar del desarrollo y el éxito socioeconómico de los países nórdicos. Sin embargo, nada más alejado de la verdad guardan esos discursos demagógicos.
Los países nórdicos se centran en combinar un sistema de libre mercado con múltiples programas sociales, bajo un concepto denominado capitalismo compasivo. Es ciertamente falso que el concepto de socialismo, bajo cualquiera de las formas en que se pregona en América Latina, de alguna forma haya contribuido al bienestar de los ciudadanos nórdicos.
Suecia, Finlandia, Noruega y Dinamarca tienen notables éxitos económicos gracias a la correcta distribución de la riqueza, mediante la inversión en programas de educación gratuita, atención médica gratuita, pensiones garantizadas para los jubilados, entre otros. Este sistema ha sido exitoso debido a la confianza depositada por los ciudadanos en su gobierno y sus políticos, quienes, por medio de una gestión responsable de sus deberes, se la han ganado.
Los progresistas utilizan groseramente la comparación de las naciones nórdicas con las socialistas, pero los nórdicos son en realidad un mal ejemplo porque practican un sistema de mercado predominantemente libre. La única semejanza entre los dos son los programas sociales.
El génesis del modelo nórdico
Hay un gran número de diferencias que el modelo nórdico tiene cuando se lo compara con el socialismo. La base de la riqueza de estas naciones se deriva de los beneficios alcanzados por el esfuerzo del trabajo de sus ciudadanos, y no por el gobierno, como los políticos y algunos medios alineados le hacen creer a muchos.
Las naciones nórdicas desarrollaron su actual sistema económico después de años con economías libres. La riqueza creada por el sector privado permitió al Estado comenzar sus programas sociales imponiendo tasas de impuestos suficientes para lograr su cometido, y no al revés.
La revista The Economist describe a los países nórdicos como «robustos comerciantes libres que resisten la tentación de intervenir incluso para proteger compañías icónicas». Es más, tanto Noruega como Dinamarca son lugares donde es más fácil hacer negocios que los Estados Unidos, según DoingBusiness.org… Esto no suena a socialismo.
Interferencia del gobierno
El elemento básico de las leyes laborales no se encuentra en los gobiernos nórdicos. El salario mínimo establecido por el gobierno no existe en las naciones nórdicas o escandinavas. Los sindicatos y los organizadores ayudan a fijar los salarios, pero el gobierno no se involucra en el proceso de negociación. Se puede decir que este sistema descentralizado es la mejor manera de hacer las cosas. Las empresas son libres de pagar menos por el trabajo no cualificado (aprendices/pasantes) y los trabajadores no cualificados.
Tener un salario mínimo es casi un suicidio para las pequeñas empresas. No pueden contratar a los trabajadores que necesitan porque no obtienen suficientes ganancias, por lo que esas empresas seguirán siendo pequeñas. El salario mínimo hace difícil que un negocio crezca. El exceso de regulación e intervención estatal al estilo “Gran Hermano”, no permite que la gente sea pagada de acuerdo con su valor, sino que frecuentemente confiere derechos a quienes muchas veces no los merecen.
Educación
La economía nórdica es partidaria de que mientras la educación sea libre, las opciones que tienen los ciudadanos son impecables. Los gobiernos nórdicos obsequian a sus ciudadanos cupones de educación tipo vales. Estos vales pueden ser canjeados por educación en cualquier lugar, ya sea en escuelas públicas, escuelas subvencionadas administradas por el gobierno o escuelas privadas.
Según el Instituto para el Estudio del Trabajo, esta privatización de la escolarización «mejoró el rendimiento educativo promedio tanto al final de la enseñanza obligatoria como a largo plazo en lo que respecta a las notas de la escuela secundaria, la asistencia a la universidad y los años de escolarización». Esta elección de escuela beneficia a los ciudadanos, a los niños y al futuro de las naciones.
Inflación e impuestos
En la década de 1970 se establecieron intensos sistemas de gobierno y regulación social con tasas de impuestos altas. Todo el crecimiento económico llegó a un triste final. Por ejemplo, el crecimiento económico de Suecia cayó a un uno por ciento menos que el resto de Europa.
En la década de 1990 el gasto público fue del 70 % del PIB, y la proporción de la deuda en el PIB se acumuló al 80 %. Incluso la tasa de desempleo aumentó un 5 %. Tan pronto como los responsables políticos vieron que este cambio de imagen socialista había salido mal, las cosas cambiaron. En 1991 las legislaturas privatizaron parte de la atención sanitaria, introdujeron vales de escolarización y recortaron los programas de bienestar social que desperdiciaban dinero. Entre 1995 y 2000 la relación deuda/PIB se redujo en un 40 %, y los ciudadanos ganaron más ingresos gracias al nuevo impuesto sobre la renta del 28 %.
Para el año 2013 el impuesto a las ganancias se redujo al 22 %. Debido a la desregulación, Suecia ha superado el crecimiento económico en comparación con todos los demás países europeos en al menos un uno por ciento al año.
¿Qué enseña el modelo nórdico?
- Es una falacia creer que el sistema nórdico es alguna forma de socialismo. Todo lo contrario, es un sistema democrático de libre elección y baja regulación, cuyos programas y beneficios giran en torno al ciudadano y no al Estado o pequeños grupos de interés.
- El modelo nórdico no es un sistema de «be all and end all». Tampoco lo es el capitalismo, ni el socialismo. Es un modelo de distribución eficiente de la riqueza donde el Estado promueve el empresariado y destina los recursos al bienestar colectivo de la sociedad.
- Hacer referencia al modelo nórdico como defensa de la ideología demagoga del socialismo solo ha servido para instaurar regímenes represivos en América Latina, donde el beneficio lo toman políticos inescrupulosos y su club de amigos, y lo único que se distribuye equitativamente es la pobreza.
- No existe un solo ejemplo de desarrollo socioeconómico positivo que se derive de la ideología socialista. Los mismos grupos socialistas deben recurrir a desinformar a la sociedad y arrogarse créditos, como el caso del modelo nórdico, y atribuírselos como suyos.
En resumen, una vez más la historia les da crédito a los sistemas democráticos basados en la libre elección y los derechos fundamentales del ser humano para vivir, crecer, desarrollarse y generar suficiente riqueza, de modo que puedan vivir con dignidad; independientemente de la ideología política, que solo ha servido para dividir y conquistar sin ningún fundamento racional.