Ambiente
Ideas fósiles, ideas fértiles
Resumen
- Debemos enfocarnos en energías limpias y renovables para mitigar la crisis climática global y garantizar un futuro sostenible.
- Nos deben guiar las decisiones sensatas pensando a largo plazo en nuestros retos y oportunidades, como la migración y el turismo, respectivamente.
- Costa Rica puede seguir siendo líder en energías renovables entrando a áreas como el hidrógeno verde.
- Debe existir coordinación entre sectores público, privado y académico para aprovechar este potencial y evitar futuras crisis.
“En Costa Rica hay tanto petróleo y gas fósil en el subsuelo que podríamos salir de pobres extrayéndolo.” Eso parecen decir los propulsores de la idea de explorar y explotar recursos minerales como petróleo y gas fósil, en nuestro país.
Por otra parte, los detractores de esta idea parecieran sugerir lo siguiente: “En Costa Rica no hay petróleo ni gas fósil, al menos no en cantidades comercialmente significativas y, si las hubiera, tomaría al menos 10 años vender el primer dólar de producto y otros 10 años percibir el primer dólar de ganancia, una vez pagada la inversión.”
La verdad, posiblemente, está en algún punto intermedio. Sabemos que hay oro en Crucitas, pero nunca hemos querido tomar la decisión de extraerlo legalmente y, con ello, beneficiar a las comunidades aledañas. Por décadas ha sido extraído de manera ilegal, con un nocivo impacto socioambiental.
También es cierto que, por casi 70 años, este país le ha apostado al cuido del medio ambiente como modelo de desarrollo. En todo este tiempo hemos sido constantes, aumentando paulatinamente la capacidad productiva de energías limpias y renovables a partir de ríos, volcanes, viento y sol. Hoy somos un ejemplo global de matriz eléctrica limpia.
Los detractores, sin embargo, en esta materia, alegan que es energía muy cara. Quizás se les olvida que aunque las turbinas o la construcción de hidroeléctricas conllevan su grado de contaminación, como cualquier fuente de energía, es menor que la que causan proyectos de fuentes contaminantes. Los combustibles fósiles como el petróleo y el gas son tan contaminantes que son la causa principal del cambio climático. Eso lo saben hasta los dueños de las grandes empresas de la industria de petróleo y petrogás del planeta.
También está bastante claro que esta discusión entre los que están a favor de ideas fósiles y los que están a favor de ideas fértiles beneficia a alguien más, y por eso existe. Me recuerda un cuento que me contaba mi papá, cuando era niño, sobre un conjunto de conejos que vivían en el bosque. Un buen día, uno de los conejos anuncia que se aproxima a la distancia una jauría, y menciona que son galgos. Luego llega otro y lo contradice, indicando que son podencos. Se suman varios más a la discusión y empiezan a tomar bandos, según su creencia de si los perros que vienen corriendo hacia ellos son galgos o podencos. El final y moraleja de la historia son harto conocidos: mientras los conejos permanecen discutiendo, los perros llegan y se los comen.
El planeta se encuentra en la crisis climática más severa que ha vivido en dos millones de años. Los niveles actuales de dióxido de carbono en la atmósfera nunca se habían registrado desde que el Homo Sapiens existe y la otra característica es que se trata de un fenómeno global. Habrá habido eras glaciares y asteroides que comprometieron severamente la vida en la Tierra, pero es la primera vez que el propio ser humano es la causa de la alteración climática planetaria. Por eso se le llama a esta era el Antropoceno.
En este escenario volátil, incierto, complejo y ambiguo, deberíamos apelar a la sensatez para reducir las causas de una crisis cuyas consecuencias ya están provocando, todos los días, estragos en algún lugar del mundo. Los incendios en Hawaii y las inundaciones catastróficas en Libia se alimentaron de esta alteración climática. Las autoridades ni siquiera tuvieron tiempo de alertar a la población de los fenómenos que se avecinaban. Cientos de muertos y edificios consumidos por el fuego en un lugar, y miles de muertos arrastrados por el torrente hacia el mar en el otro.
Lo fósil es lo muerto, contaminante, tóxico y causante de la crisis más severa para la vida en el planeta, desde que el ser humano existe. Lo fértil es vivo, limpio, saludable, resultado de la polinización, la innovación y el ingenio humanos. Mientras unos alimentan la discusión que nos polariza como a los conejos, deberíamos levantar la cabeza, ver el horizonte y crear juntos los escenarios futuros más viables, que generen el mayor bienestar para la humanidad y para toda la biósfera, ojalá de manera sostenida y sostenible para la posteridad.
El potencial de crecimiento que tiene Costa Rica en producción de energías limpias a través del calor de sus volcanes, el viento de sus montañas y el sol que calienta el territorio nacional 12 horas diarias, durante todos los días del año, podría convertirnos a la vuelta de pocos años en pionero y líder de producción del hidrógeno verde, por ejemplo, una fuente energética limpia para maquinaria pesada que podría tener alta demanda en un futuro no muy distante.
Las condiciones que este país requiere para llegar a albergar 10 millones de habitantes exigen una coordinación estrecha entre instituciones y sectores público, privado, académico y de la sociedad civil. La inacción provocaría caos y crisis que podemos prevenir. En este sentido, datos recientes de la Cancillería de la República señalan que unos 3,000 migrantes ingresan por tierra, desde Panamá, cada día. Esto equivale a un millón de personas por año. Si bien es cierto, casi todos buscan continuar su camino hasta los Estados Unidos, es sabido que varios terminan quedándose en nuestro país. En esta misma línea, el primer semestre de 2023 fue el de mayor visitación turística de nuestra historia. Muchos de estos turistas vienen de visita, pero al final se quedan o adoptan un estilo de vida nómada, pasando largas estancias en el país y aplicando a residencias temporales para no requerir visa de turista.
Todas estas situaciones deberían motivarnos a tomar decisiones sensatas, concretas y fértiles, que estimulen la productividad nacional a todo nivel, preparándonos para ese futuro. De lo contrario, cuando el futuro nos alcance, será demasiado tarde para gestionar el mayor potencial de bienestar para toda la ciudadanía.