Matando la gallinita de los huevos de oro

En Costa Rica hay “cuatro cabecillas calientes” prometiéndole a los costarricenses erradicar la pobreza gracias a la extracción de combustibles fósiles del subsuelo nacional…

No obstante, la realidad es que en nuestro país no se han encontrado yacimientos fósiles en cantidades comercialmente viables. Y lo que es más, aunque hubiera un poco de gas fósil, como alegan algunos, lo cierto es que extraerlo sería costoso en tiempo y dinero y, definitivamente, más oneroso que comprárselo a algún país que ya lo produce a menor precio y en mayor abundancia.

Entonces, ¿por qué tanta insistencia por parte de estos “cabecillas”?  La respuesta es simple: es una excelente forma de atraer votantes pobres a las urnas, a costa de un argumento populista.

Mientras tanto, Costa Rica enfrenta, lamentablemente, retos monumentales en otros campos y, más preocupante aún, se encuentra en riesgo de perder su posición de liderazgo en áreas estratégicas tales como el agua y las energías limpias. Veamos.

Pobre gestión del recurso hídrico

En los últimos años, ejemplos de ineficiencia y pobre administración del recurso hídrico de nuestro país abundan por doquier.  Más aún, la reciente crisis del agua contaminada puso en evidencia la creciente incapacidad del AyA, institución rectora del área, para garantizar el adecuado suministro de este líquido vital. 

Aunque estos hechos deberían mostrarnos la urgencia de tomar medidas correctivas, pareciera que para muchos, incluidos los recientes gobiernos de turno, el manejo del recurso hídrico no es un tema prioritario y, por lo tanto, no ocupa un lugar relevante dentro de sus agendas. Mientras tanto, el cambio climático, el aumento demográfico y la proliferación de proyectos de construcción en lugares donde ya de por sí el recurso es limitado (como por ejemplo el Pacífico Norte de nuestro país) continúan poniendo presión en los mantos acuíferos y agudizando la crisis del sistema de agua potable.

Matriz eléctrica

De acuerdo con las tendencias globales en materia de energías renovables, baterías y movilidad eléctrica, para el año 2040 el mundo se parecerá un poco más a la Costa Rica de hoy, que cuenta con una matriz eléctrica limpia generada a partir de fuentes renovables, como el agua, el viento, los rayos del sol y el calor de los volcanes, y un poco menos a los países que, por décadas, han invertido absurdas sumas de dinero contaminando el planeta disque en pro del desarrollo de sus pueblos.

Dicha matriz eléctrica renovable es robusta y sostenible a pesar de que algunos “expertos”, con visión cortoplacista, intentaron convencernos de que Costa Rica tenía sobrecapacidad instalada, en materia de energía, sin tomar en cuenta estos 2 años fenómeno del fenómeno de El Niño tan secos y cálidos que estamos viviendo. Lo anterior nos ha obligado, en los últimos dos años, a importar energía y quemar combustibles fósiles para suplir la demanda eléctrica. 

Es así como, la mezquina miopía de la clase política de las últimas décadas y la impericia en la gestión pública nos han hecho pasar costosas facturas en materia de energías limpias y suministro del agua potable, por poner tan solo dos ejemplos.  ¡Y con estos antecedentes insisten en convencernos de buscar petróleo!

¿Matando la gallinita de los huevos de oro?

Volviendo al tema con el que iniciamos este artículo, los “famosos cabecillas” tienen la ilusión de que lleguemos a ser un país rico, como Noruega, aunque eso implique convertirnos en un país altamente contaminante, como también lo es Noruega.  Lo anterior si se considera la cantidad de petróleo que exporta y las emisiones de gas carbónico que genera quien se los compra.

Adiós imagen de país verde, de rica costa de vida pura, que ha priorizado la recuperación de su biodiversidad, principal factor para haber logrado atraer la cifra récord de 3.5 millones de visitantes, durante el 2023. Y es que, en efecto, la inmensa mayoría de quienes nos visitan quedan deleitados por la exuberante naturaleza que habita en un territorio tanto pequeño como diverso, con una topografía variada y ecosistemas distintos, alcanzables en unas pocas horas – siempre y cuando la presa vehicular no lo impida. 

Por primera vez además, en la historia del turismo nacional, más de la mitad de esos visitantes entraron por el aeropuerto de Guanacaste, ignorando la condición de sequía de la provincia. Más importante aún, muchísimos de ellos ignoran que Costa Rica, que los atrae como turistas, inversionistas, nómadas, migrantes, refugiados, residentes y retirados, es resultado del diseño de varias generaciones de costarricenses que imaginaron este país como es. 

Políticas públicas de reforestación y pago por servicios ambientales, de creación y mantenimiento de áreas de conservación, de industria turística orientada a la naturaleza, de generación de energías renovables, de seguridad social universal, de educación pública, gratuita, obligatoria y costeada por el Estado, de desmilitarización, fueron diseñadas pensando en forjar un país próspero, para la mayoría de sus habitantes.

El modelo todavía se sostiene, a pesar de los “cabecillas calientes” que, por alguna razón, creen que debería cambiar de rumbo este experimento nacional de desarrollo regenerativo, ejemplar a nivel mundial, que ha logrado producir enorme riqueza económica y ecológica sin contar con un ejército, ni explotar sus recursos minerales.  En este sentido, buscar petróleo y gas fósil en el subsuelo costarricense sería equivalente a enlistar muchachos para formar un ejército militar. ¿No les parece?

¿A quién se le ocurriría tal cosa? 

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