Opinión
Orgullo y Liberalismo: unidos por la Diversidad y la Igualdad
RESUMEN
Con motivo del Día del Orgullo LGBTI, recordamos la coincidencia entre la lucha por los reconocimientos de derechos de este colectivo y los valores que promueve el liberalismo, con los beneficios, sociales e incluso económicos, que implican para la sociedad la erradicación de las barreras que enfrentan.El Día del Orgullo LGBTI representa una oportunidad para recordar la relevancia de la lucha por los derechos humanos. Sin importar nuestra orientación sexual, esta causa debe ser una ocasión para celebrar los principios del liberalismo, ya que la libertad individual, la igualdad ante la ley y el respeto mutuo son valores compartidos por ambas causas.
Los disturbios de Stonewall en Nueva York en junio de 1969 marcaron el inicio de la lucha moderna por los derechos del colectivo LGBTI. Si bien las últimas cinco décadas han representado avances significativos para esta población, como la despenalización de la homosexualidad y la legalización del matrimonio igualitario en más de 30 naciones, incluida Costa Rica, la intolerancia persiste en lugares difíciles de erradicar, como en los centros de trabajo y estudio e incluso en las familias.
El resurgimiento de posiciones ultra conservadoras es una amenaza también contra los avances conseguidos hasta la fecha. Avanzar en materia de derechos humanos toma mucho más tiempo del que toma retroceder.
Para los liberales, cada persona tiene el derecho de vivir su vida según sus propias decisiones, siempre y cuando no vulnere los derechos de los demás.
Este principio de libertad individual también es esencial en la defensa de los derechos LGBTI, que promueven la libertad de amar y expresar la identidad sexual sin temor a la discriminación y sus nefastas represalias. El derecho a expresar libremente nuestra identidad sexual es un elemento básico del derecho a la dignidad humana.
La igualdad ante la ley es otro pilar fundamental del liberalismo. En ese sentido, resulta inaceptable que en muchos lugares del mundo las personas LGBTI enfrenten barreras legales y sociales respaldadas en leyes y prácticas discriminatorias, según la orientación sexual. Por ejemplo, en sesenta y nueve países la homosexualidad sigue siendo ilegal con penas que pueden llegar hasta la muerte. Una agenda liberal debe impulsar la eliminación efectiva de estas barreras, promoviendo una sociedad más justa y equitativa.
La inclusión y la tolerancia tienen un impacto positivo en la sociedad, también desde la óptica económica.
Diversos estudios indican que las empresas que promueven un ambiente de diversidad e inclusión son más innovadoras y tienen un mejor desempeño financiero. Según el reporte Open for Business del Banco Mundial, la discriminación contra la comunidad LGBTI cuesta a las economías nacionales hasta el 1% de su PIB, afectando negativamente la productividad y creatividad. En Costa Rica, estaríamos hablando de aproximadamente 700 millones de dólares anuales.
Una encuesta sobre discriminación conducida en México en 2021 determinó que seis de cada diez personas LGBTI consideraron que su orientación sexual es un obstáculo para acceder a empleo, y aún cuando lo han conseguido, un 70% consideró que no recibe el mismo trato que sus compañeros heterosexuales. Esto es especialmente relevante cuando algunos estudios dicen que la población LGBTI representa entre el 5 al 10% de los habitantes del mundo, lo que significa que, si fueran un país, serían la tercera o cuarta economía mundial (Credit Suisse).
“Hope will never be silent”, decía el activista Harvey Milk, una frase que nos debe recordar que apoyar a la diversidad es tarea de todos, no solo del colectivo LGBTI.
También quienes somos heterosexuales y defensores del liberalismo tenemos el deber de respaldar esta causa, que, según vimos, no solo beneficia a esa comunidad, sino que enriquece a toda la sociedad. La lucha por los derechos humanos y la dignidad de todas las personas nos acerca a una sociedad más inclusiva y abierta, donde la diversidad es una fortaleza, no una amenaza.
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