Economía

Régimen de Pensiones IVM: Una Bomba de Tiempo

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RESUMEN

El sistema de pensiones IVM en Costa Rica enfrenta una crisis inminente. Desde 2011, la CCSS ya ha utilizado los intereses de la reserva para pagar pensiones, y se espera que para 2047 el fondo se agote por completo, obligando al gobierno a cubrir los pagos. El envejecimiento de la población y la caída en la tasa de natalidad han reducido el número de cotizantes, agravando el déficit. Las soluciones tradicionales, como aumentar las cuotas o la edad de retiro, resultan insuficientes. Se propone migrar a un sistema de cuentas individuales, diversificar las inversiones y fomentar el empleo con nuevas medidas.

El sistema de pensiones IVM de la CCSS está quebrado y dejará a miles sin pensión a partir del 2047. Los estudios actuariales tradicionales, como los realizados por la CCSS, identifican tres momentos críticos en el régimen de pensiones:

  1. Primero, cuando las cuotas son insuficientes para cubrir las pensiones otorgadas y la CCSS ya recurre a los intereses de la reserva. Aunque el último estudio actuarial proyectaba que esto sucedería en 2035, desde 2011 la CCSS ya ha comenzado a utilizar estos intereses. La única excepción fue el año pasado, cuando ingresó una cantidad extraordinaria de dinero por la reforma que eliminó la posibilidad de adelantar la pensión. Es decir, ya estamos en ese punto.
  2. Segundo, cuando se han agotado todos los intereses de la reserva y se comienza a utilizar el principal de la reserva. Se estima que esto ocurrirá en 2041, pero dado el desfase en la proyección del momento anterior podría ocurrir antes.
  3. Tercero, cuando la reserva se agote por completo. En este momento, el gobierno tendría que empezar a realizar transferencias para cubrir la totalidad de las pensiones ya otorgadas. Eso ocurriría mediante un aumento de impuestos que tendríamos que cubrir todos los ciudadanos.  

La crisis proyectada del sistema de pensiones IVM, que se espera colapse en 2047, es una amenaza inminente debido a varios factores estructurales. El déficit del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) alcanzará ₡74,6 billones para entonces, lo que comprometerá gravemente su sostenibilidad.

Este déficit está impulsado por dos dinámicas clave: el envejecimiento de la población y la caída en la tasa de natalidad.

Por un lado, la mayor expectativa de vida obliga al régimen a sostener a los pensionados durante más años, aumentando la carga financiera. Además, el número de personas que se jubilan sigue creciendo, lo que presiona aún más los recursos del sistema.

Por otro lado, la caída en la tasa de nacimientos reduce la cantidad de cotizantes activos. En las últimas décadas, la proporción de cotizantes por pensionado ha caído drásticamente, de 30 a 1 en 1970 a solo 5.1 a 1 en 2023. Para 2050, se espera que esta proporción caiga a 2.48 cotizantes por cada pensionado. Con menos personas entrando al mercado laboral, el sistema recibe menos ingresos, lo que complica aún más la financiación a largo plazo.

Además, la informalidad laboral y la discriminación hacia las mujeres agravan el problema. Un 40% de la población económicamente activa está fuera del sistema debido a los altos costos de cotización, y las mujeres enfrentan dificultades adicionales para ser contratadas por el costo adicional que implica su empleo y la falta de apoyos efectivos para el cuido de familiares, tareas que normalmente recaen en ellas.

Soluciones al modelo de pensiones IVM

Es urgente aceptar que necesitamos migrar hacia un sistema de cuentas individuales, ya que los esquemas de reparto con una pirámide poblacional invertida nunca serán sostenibles. 

Las soluciones tradicionales, como aumentar las cuotas o la edad de retiro, no solo resultan insuficientes, sino que podrían agravar la informalidad, empeorando la situación aún más. 

En cambio, debemos centrarnos en soluciones como diversificar las inversiones, optimizar y digitalizar procesos para reducir costos, y sobre todo, fomentar el empleo. Entre las medidas clave para lograrlo están la eliminación de las cargas que encarecen el trabajo femenino, la supresión de la base mínima contributiva, y la aprobación de las jornadas parciales. También es crucial identificar nuevas fuentes de financiamiento.

Además, es imprescindible reformar la supervisión del régimen para asegurar un control democrático adecuado. No podemos permitir que decisiones tan importantes sigan en manos de personas que no han sido elegidas democráticamente y que no rinden cuentas ante la ciudadanía.

Este panorama requiere acciones urgentes y estructurales para evitar el colapso del principal sistema de pensiones IVM del país. No perdamos de vista que sus problemas han sido denunciados por más de una década por expertos como don Edgar Robles.

Aquí otras ideas sobre cómo cambiar el sistema de la CCSS.

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