Innovación y Emprendimiento
Transformación digital como ruta para el desarrollo
Desde hace más de 12 años, el país ha experimentado un deterioro socioeconómico sostenido debido a problemas estructurales que explican en gran medida la acentuación de la pobreza y el alto desempleo (que desde el 2011 ronda el 10 %). Estas situaciones se agudizaron durante la pandemia por COVID-19. Una de las rutas para romper con este círculo vicioso consiste en lograr la transformación digital de Costa Rica.
Se entiende por transformación digital como el proceso que integra la tecnología digital en todos los aspectos de un negocio, empresa, institución o servicio, impactando la forma en que se realizan las operaciones, con el fin de incrementar su valor agregado. Algunos buenos ejemplos de este tipo de transformación a nivel empresarial son Netflix y Amazon.
La transformación digital es importante porque llegó para quedarse. En un mundo globalizado y cada vez más competitivo es impensable el desarrollo económico de un país sin este componente. Tal como ha mencionado el Sr. Luis Adrián Salazar Solís, exministro de Ciencia Tecnología y Telecomunicaciones, las tecnologías digitales son cada vez más preponderantes en el desempeño de las empresas y a su vez más convergentes o complementarias entre sí. Asimismo, son cada vez más transversales, es decir, inciden cada vez más en una mayor diversidad de actividades productivas, como lo que se observa actualmente en la agricultura y en la medicina.
El Banco Interamericano de Desarrollo, en su Guía de Transformación Digital para Gobiernos, señala 5 aspectos en los que se debe trabajar de forma armonizada en todo país que desee alcanzar esta meta.
- Gobernanza e institucionalidad. A este nivel la transformación digital debe darse de manera coordinada, no solo para lograr mayor efectividad y transparencia, sino que es un pilar en el proceso de simplificación de trámites. Incluye la provisión de servicios horizontales, es decir, aquellos que podrán utilizarse por múltiples instituciones. Implica también la coordinación de todos los actores involucrados dentro y fuera del gobierno.
- Marco normativo. Se requiere de un marco normativo que dote de validez y seguridad a la identidad digital, lo que crea un clima de mayor confianza para que ciudadanos, empresarios y funcionarios públicos adopten el cambio.
- Talento digital y gestión del cambio. Es imprescindible educar a los actores para la transformación digital, con el fin de promover la empleabilidad, tanto en el sector público como en el privado. Asimismo, se deben crear políticas públicas que fomenten el uso de tecnologías disruptivas en todo el territorio nacional y para todas las actividades productivas, con el fin de ser cada vez más competitivos.
- Infraestructura y herramientas tecnológicas. Se debe garantizar el acceso de toda la población a la tecnología, y para ello se debe facilitar y ampliar la infraestructura necesaria, incluyendo el despliegue de las redes 5G.
- Nuevos procesos y servicios digitales. El rediseño de procesos y servicios cimentados en tecnologías digitales, es una oportunidad para lograr una mejora sustancial en la relación con los clientes y usuarios. Además, facilita la adopción de una nueva cultura centrada en la mejora continua, la eficiencia y la eficacia.
El logro de estas metas requiere que el gobierno garantice el acceso uniforme, razón por la cual deberá reestructurarse para poder ofrecer servicios de calidad de manera integrada y homogénea, simplificando trámites y mejorando de la calidad de vida de la ciudadanía. Por otra parte, es preciso cambiar el modelo de enseñanza-aprendizaje actual, acción que se debe tomar a la brevedad posible si se desea favorecer la empleabilidad de los ciudadanos, así como su adaptabilidad para progresar en un entorno cada vez más cambiante y tecnificado.
Para ello, se deberá trabajar en un modelo educativo que desarrolle competencias dirigidas a la solución de problemas, el trabajo colaborativo y la adaptabilidad al cambio. Esto permitirá que el talento individual potenciado por la educación pueda transformarse en conocimiento productivo que favorezca una mayor inversión extranjera directa, así como el emprendedurismo. Adicionalmente, los ciudadanos deben de ser conscientes de que el aprendizaje continuo en esta materia es indispensable. De hecho, la transformación digital es ya una realidad, por lo que se requiere de profesionales con competencias en tecnologías de la información cada vez mayores (sin importar de qué carrera se haya egresado) para la empleabilidad.
En síntesis, todo plan de desarrollo país exitoso deberá potenciar el uso de las tecnologías digitales (inteligencia artificial, computación cuántica, entre otras) de manera integral en todos los ámbitos productivos para fomentar la competitividad. De allí la trascendencia de involucrar a la ciudadanía en la adopción de herramientas tecnológicas y de facilitar su acceso a ellas. A su vez, se requiere de una reorganización del gobierno y su institucionalidad orientada a estos objetivos, así como un rediseño del modelo educativo costarricense para que responda a las demandas del sector productivo de hoy y del futuro, generando las habilidades digitales cada vez más necesarias para la reactivación y diversificación económica. Hay que apostar por un cambio de paradigma en la forma de hacer las cosas, si se quiere una mejora significativa en las condiciones de vida y en la empleabilidad de los habitantes del país.